“… Esa imperiosa necesidad de culpar a los otros, que es patrimonio específico de los corazones inferiores”. Horacio Quiroga.
Basta leer la prensa, escuchar a los locutores de radio o ver lo que dicen los presentadores de las TV, la mayor parte de los cuales, incluida la TV1, afectados por ese virus que se ha apoderado del pueblo español, que parece ser el causante de esta especie de locura colectiva que intenta que, España, se incline a favor de esta aventura, sin horizontes ni final conocido, a la que parece que nos invitan estos líderes de los partidos de izquierdas, con el señor Pedro Sánchez a la cabeza, que parece destinada a conducirnos a nuestra propia autodestrucción como, en ocasiones, ha sucedido con rebaños enteros de ovejas que, siguiendo a su guía, se han lanzado, la una tras la otra, hasta toda su totalidad, de cabeza al abismo que les aguardaba al final de su carrera.; sin que el pastor y sus perros, pudieran evitar la tragedia..
Como, para esta gente, todos los medios son válidos y no hacen ascos a ningún truco, martingala, malicia o recurso legal o ilegal; desde hace un tiempo se empeñan en generalizar las causas por las que, en España, los partidos políticos no se ponen de acuerdo para formar un gobierno. Uno podría pensar que, quien se opone a ello es el partido que ha ganado todas las elecciones, de menos a más, que se han celebrado últimamente, el PP, y no los de la oposición, especialmente y con mayor empeño y radicalidad, el PSOE, dirigido por el señor Pedro Sánchez. Al menos es así como periódicos tan politizados como La Vanguardia o tantos otros, que hacen campaña para que las izquierdas consigan, de la forma que sea, aunque sea forzando la Constitución o engañando a los ciudadanos, hacerse con el poder, con el único y esperpéntico propósito de eliminar a una persona, un político, que les resulta especialmente desagradable a los comunistas de Podemos, al señor Sánchez del PSOE y, ya no digamos, a todo el sector de partidos independentistas catalanes, representados por el exaltado y ridículo payaso de circo barato, el inefable Tardá, siempre dispuesto a insultar, ofender y quedar en mal lugar, eso sí, irredento independentista, con tal de atacar a la derecha y, en especial, al señor Mariano Rajoy.
Cuando Pedro Sánchez lanza proclamas llamando a la unidad de las izquierdas para desbancar al PP del gobierno y, en especial, acabar con la figura de Mariano Rajoy; se olvida de que, recién celebradas las últimas elecciones, en las que cosechó uno de sus fracasos más destacados, afirmó que no se volvería a presentar como aspirante a la investidura para nuevo presidente de la nación. A pesar de ello, y lo he venido afirmando en varios de mis comentarios, siempre he estado convencido de que, a la menor ocasión que se le presentase, a la más mínima oportunidad que tuviera y si tenía los apoyos suficientes, volvería a intentar presentarse para recabar la confianza del Rey para volver a gestionar una nueva investidura. Pero no se puede presentar como un candidato creíble en quien confiar si, como en realidad ha ocurrido, resulta ser el verdadero culpable de que, en España, no se hayan conseguido acuerdos de gobernación, convenios de legislatura o, al menos, abstenciones técnicas; que hayan permitido que, el gobierno del PP, aunque fuera en minoría, hubiera podido gobernar y, todavía con más razón, si tenemos en cuenta que, últimamente, había conseguido apoyos de 170 escaños del Parlamento.
Ahora es preciso darle la culpa al PP de alguna manera y una de ellas es hablar de que “por culpa de todos los partidos no se han conseguido acuerdos para formar gobierno”. ¡No señores, esto es falso! El PP se ha ofrecido por activa y por pasiva, tragándose su orgullo, aceptando imposiciones, accediendo a verse con representantes del PSOE y, no en una ocasión ni en dos, porque ya son muchas las veces que se ha ofrecido, públicamente y en el mismo Parlamento de la nación, y ya son famosas las contestaciones que, un maleducado, soberbio, intransigente y poco patriota, señor Sánchez, ha dado a su adversario político, respondiendo con categóricos “no” y, en muchos casos, añadiendo aquella ofensiva y superflua frase de “¿qué parte de este no, no ha entendido usted, señor Rajoy?”,denotando la madera de la que está hecho este ególatra, verdadero peligro para España y los españoles., que es Sánchez.
Yerran aquellos que digan que no se ha llegado a acuerdos por culpa del PP. Engañan y mienten a sabiendas los que insistan en afirmar que, la culpa la tienen todos los partidos porque, la realidad es que, como ya ha sucedido en otras ocasiones, como, por ejemplo, en el pacto del Tinell, se han formado frentes de izquierdas con el único y antidemocrático objetivo de impedir a la derecha o al centro derecha, poder decidir, gobernar o llevar a cabo aquellos cambios, políticas o reformas imprescindibles para impedir que nuestro país pudiera acabar como lo dejaron los socialistas a fines del 2011, completamente desarbolado, al borde de la quiebra soberana y a un tris de que se tuviera que pedir el rescate de la UE. Pero la memoria histórica, cuando se trata de lo bueno conseguido por las derechas, parece que es algo que les falla a los partidos de izquierdas, aunque sea tan palmario y evidente como lo que está sucediendo en estos momentos en los que, las secuelas del buen gobierno del PP, siguen surtiendo efecto en nuestra economía, en nuestro empleo y en nuestras relaciones con los países vecinos.
Lo cierto ha sido que, los meses siguientes a las dos últimas elecciones legislativas, la de 20D del 2015 y la de 26J de este 2016, sólo han servido para que los perdedores, en ambos comicios y, en especial en el del 26J, no hicieran otra cosa que poner impedimentos para que el partido ganador, como, por otra parte, ha venido sucediendo desde que estamos en democracia, pudiera hacerse cargo del gobierno del país, algo especialmente necesario ya que, una nación en manos de un gobierno en funciones, no está preparada para resolver problemas importantes y legislar; algo que, en muchas ocasiones, puede causar graves perjuicios, tanto al mismo país como a sus propios habitantes.
Una vez más nos hallamos ante la amenaza de unos terceros comicios para el Diciembre de este año a no ser que, y esto todavía sería algo mucho más catastrófico para España, el señor Sánchez, ya parece dispuesto a todo para hacerse con el gobierno de la nación y, viendo que si concurre a unas nuevas elecciones, está expuesto a caer en el mayor de los ridículos; decida prescindir de remilgos y se líe la manta a la cabeza pactando, además de con Podemos, algo que ya estuvo a punto de hacer en la anterior ocasión, con los nacionalistas catalanes que, por boca del señor Tardá de ERC y del señor Homs del PDC, parecen estar dispuestos a hacer, con tal de librarse de la pesadilla del señor Rajoy y de su negativa a que, Cataluña, pudiera en algún momento dejar de pertenecer a la nación española. Probablemente sacando, a cambio, el famoso referéndum por el poder decidir.
Si, después de las convocatorias de las dos elecciones pasadas, no ha sido posible llegar a acuerdos para formar gobiernos de unidad, convenios de legislatura, abstenciones técnicas o cualquier otro tipo de pactos, que hubieran permitido la existencia de un gobierno estable; que no haya nadie que diga que el PP no ha dado las mayores facilidades ( incluso para algunos de sus simpatizantes excesivas y demasiado generosas) para que, el resto de partidos políticos, no hayan tenido ocasión de sentarse a la mesa con él para discutir sobre las posibilidades de llegar a compromisos, aunque fueren meramente puntuales, que hubieran podido facilitar la gobernanza de la nación y evitar que, a estas alturas del año, sigamos estando pendientes de lo que va a suceder, mientras el resto de naciones de Europa y del mundo occidental están pendiente de, en qué va a acabar todo este inmenso atasco, recelosas de que el resultado pudiera ser la formación de un gobierno parecido o peor que el de Syriza en Grecia que, como es de esperar, no tardaría en recibir de la CE el mismo trato que se les dio a los griegos, que todavía están pagando en sus propias carnes, los efectos de haber pretendido desafiar a Europa.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, una vez más tenemos que salir al paso de aquellos que siguen empeñados en explicarles, a los españoles, cuentos chinos, con el único objeto de desprestigiar a los partidos capaces de sacar del apuro a nuestra nación, que no debemos olvidar que fue conducida a la pre-quiebra por los socialistas de Zapatero y tuvieron que ser, los populistas del PP, los que acabaran por sacarle las castañas del fuego. No seamos tan insensatos de volver a tropezar en la misma piedra, porque este nuevo resbalón es posible que ya no tuviera remedio. DIARIO Bahía de Cádiz