La unidad española no la rompe Cataluña exactamente porque hace mucho más tiempo que Estados Unidos está haciendo algo igual o peor con Cataluña y con España: colonizar sus identidades. La de España y la de Europa. Debe ser algo bueno porque ya se sabe que EEUU es la democracia por antonomasia desde que lo dijo Tocqueville a quien, por cierto, en el fondo no le gustaba la democracia por muchas palabras bonitas que escribiera sobre ella.
A mí no me agrada EEUU, no me siento a gusto cuando estoy allí, me siento inseguro y los norteamericanos de a pie me inspiran a la vez ternura y pena porque suelen ser muy amables y a la vez inocentes. Ahora la policía está jodiendo todo lo que puede a un familiar mexicano que tiene dos hijos nacidos en los Estados Unidos. A él lo quieren echar del país por no tener los papeles en regla después de años viviendo allí pero con los hijos se quedan y hasta durante sus años de estancia le han concedido préstamos como los que hundieron a Lehman Brothers. La doble moral del negocio y la política.
De aquella España que era la más antiyanqui de Europa en la época del franquismo y la transición a ésta donde los niños van por la calle con camisetas y sudaderas con la bandera de las barras y estrellas, las jóvenes con vestidos gringos abanderados también, las gorritas de visera cambiada, los monopatines y el Netflix con sus mensajes pro yanquis. Una España donde el líder de Vox sale con que hay que tener armas en casa como en las películas de EEUU: “Fuera de mi propiedad o lo mato”. Y lo mato y no pasa nada. Claro que como el delincuente con frecuencia se va de rositas no me extraña tampoco la reacción del señor de Vox pero no se parece a la de su añorado Franco que ni nos enseñaba inglés en el colegio ni tenía consideración con la pérfida Albión.
Por el otro lado, Podemos se ha roto, entre otros motivos, porque a sus militantes los ha criado el mensaje gringo individualista que separa a unos seres humanos de otros a base del “tú puedes” y el “power to you”. De manera que niños agringados queriendo cambiar España, ¡no me jodas que ya hacen hablar hasta a las piedras y mira que me muerdo veces la lengua! Los niños y las feministas y los pacifistas y los vegetarianos y los animalistas y los defensores de los marginados y de la cultura y la igualdad, ¡todos dando lecciones! ¡Todos pontificando! ¡Todos sentando cátedra desde sus vidas instantaneísticas, de carpe diem, y su formación a base de picoteos digitales que les viene desde Yanquilandia! ¡Venga ya!
Comprendo que el equilibrio del terror es mejor que esto de ahora, dio resultado con el tándem USA-URSS y es lógico que si le van a matar a la familia uno la defienda. Pero si hay que comprarse una pistola se compra y se usa primero para atacar la raíz de los males que tenemos encima, no para asesinar a un robagallinas. Primero hay que darle trabajo digno, techo y tranquilidad espiritual a la gente. Luego, si hay alguien que atenta contra el prójimo, que lo habrá, será el momento de sacar la pistola. Eso es Europa, lo otro de la pistola en primer término es Yanquilandia que cree que el pobre es pobre porque es inferior a los llamados triunfadores, es decir, los que tienen fama y/o dinero. ¿Cuándo nos dejaremos de mirar en ese infantilismo? Sí, lo sé, me ha vencido y soy un vencido pero no un derrotado. Me queda la palabra y no soy un gilipollas idealista porque si esto sigue así claro que me compraré una pistola. Contra mi voluntad. Y a matarnos todos como en la admirada USA a quien Dios bendiga o eso proclaman sus presidentes. DIARIO Bahía de Cádiz Ramón Reig