Han matado a otra mujer y todos nos sentimos no sólo tristes e indignados sino abatidos porque eso es intolerable pero, ¿qué se creen las feministas de oídas?, ¿que las únicas que se retuercen de rabia son ellas? Yo llevo desde inicios de los años setenta -entonces en la clandestinidad- peleando no sólo por los derechos de la mujer sino por algo más contextual: por los derechos humanos y por ser yo mismo menos machista. Sin derechos humanos y superación personal no hay derechos de la mujer, sin meter en cintura a la alianza neoliberalismo-posmodernidad –que en los cincuenta, sesenta y setenta no existía-, alianza que ha dado lugar al mercado salvaje, no se defienden desde sus raíces los derechos de la mujer –y del hombre- ni la destrucción del planeta ni el adoctrinamiento mercantil de individualismo destructivo que día a día recibimos a través de los libros escolares y los medios de comunicación.
Que me cuenten mujeres jóvenes que continuamente me rodean –desde mis alumnas hasta mis hijas pasando por buenas amigas- que no pueden tener su segundo hijo ni siquiera su primero por culpa de condiciones de trabajo neo-esclavas o que no se pueden establecer con su pareja tal y como les apetecería, es un terrorismo y una violencia mucho más grave que cualquier otra realidad porque se trata de una violencia estructural que no cesa. Que quienes pensamos así tengamos que aguantar pamplinas como que los Reyes Magos deberían ser Reyes Magas o que no se le deben regalar a las niñas princesas, es una tortura intelectual como para decir basta ya con esa dictadura de género y con esa ley que permite que cualquier acusación falsa –aunque sea un porcentaje mínimo- pueda terminar con la carrera o la trayectoria de alguien que ha logrado llegar adonde haya llegado con un enorme esfuerzo. Ah, pero es que la palabra esfuerzo es maldita en estos tiempos, lo mejor es que a un alumno le den el título de bachillerato con materias suspendidas y que sigan tomándose a cachondeo a los profesores.
Ay, cuántos maltratos se dan en esta sociedad pero qué error sacarlos de contexto y llegar a los enfoques funcionalistas de los estadounidenses, qué flaco favor se le hace a Rebeca, la mujer que acaban de asesinar en Laredo, si seguimos con este debate de hombre contra mujer y acusaciones de complicidad nada menos que de asesinato por parte de Teresa Rodríguez y otras a las que parece que se les ha olvidado el marxismo y el anticapitalismo por el que dicen guiarse. Algún día tendré que decirle con toda claridad a este personal izquierdista de salón las cosas mucho más claras aún que se las digo ya desde hace tiempo, les explicaré por qué ellos me han obligado a abandonar aquello en lo que creí aunque me haya quedado en tierra de nadie pero es mejor solo y sin “tribu” que mal acompañado. A las mujeres hay que defenderlas del capitalismo salvaje, de los asesinos y de sus defensores pero también de las feministas inconscientes e ignorantes. DIARIO Bahía de Cádiz Ramón Reig