Consumada la incomprensión del asunto catalán por parte de Madrid, todo ha estallado. Lo fácil es echarle la culpa absoluta a Puigdemont pero no me voy a sumar a la descarada campaña de intoxicación mediática, como periodista y profesor universitario no me gustan las simplicidades. Los historiadores no se podrán fiar de los textos periodísticos para hacer su trabajo. TVE y otros muchos medios hacen propaganda, no periodismo, y TV3 también pero al revés. Es, una vez más, la derrota del periodismo. No sé si algún día hablarán en las tertulias los librepensadores que saben, en lugar de los picos de oro que deben su comida a grupos mediáticos y otros segmentos de poder. Pero los segundos atraen más que los primeros a unos públicos deseosos de que les digan lo que desean oír, no todas las aristas de un acontecimiento.
Preferiría que este follón se hubiera desencadenado por el estado de decadencia espiritual y vital al que hemos llegado: millones de personas en el paro o con trabajos humillantes, sin poder formar una familia, viviendo en perenne angustia y ansiedad y desde luego no en una democracia sino en una dictadura de mercado. Pero no, los sindicatos están metidos en el sistema, viven de él, y la izquierda está hundida, no sabe qué hacer y le deja el terreno libre al fascismo.
Ahora, a lo hecho, pecho. En 2018 la península puede estar formada por tres países: España, Portugal y Cataluña. Y veremos qué pasa con Euskadi en el futuro. Si la clase media catalana no se ha asustado mucho y los votos se mantienen, el 21-D empezará a nacer otro país al que ni la UE ni EEUU tendrán ya motivos para no reconocerlo. Si la gente no quiere follones, se dejará de chorradas independentistas y Madrid deberá tomar buena nota aunque hayan vencido sus tesis. Pero si los independentistas de hoy se presentan a las elecciones y vencen, ¿qué va a ocurrir? Pues, al margen de los altercados que se aproximan, los catalanes empezarán a enfrentarse entre ellos, la CUP buscará una República Popular, la comunidad internacional temerá que una especie de chavismo se instale en Cataluña, el Ejército pensará qué hacer…
Lo lógico sería que en el 21-D se presentaran candidaturas únicas PP-PSOE-Ciudadanos. Sin embargo, eso –salvo que la gente esté aterida por el miedo a un cambio tan sustancial- en Cataluña tal vez no funcionara pero, si la victoria es constitucionalista, tendrían que darse coaliciones posteriores a los comicios. En ocasiones me da la impresión de que no es verdad lo que ocurre. DIARIO Bahía de Cádiz