Señores y señoras de la derecha española, yo sabía que ustedes eran una derecha asustada, apegada a las tradiciones más cómodas para no tener que hacer frente a los desafíos del presente y del futuro. Lo que ignoraba es que el miedo a la libertad de ustedes y el apego al pasado era tan intenso y hasta patológico porque ustedes da la impresión de que sin un general Pavía, sin un Primo de Rivera o sin un Franco, no saben vivir. Me parece que no les hubiera sentado mal que en la sesión de investidura de Sánchez hubiera hecho su aparición el caballo de Pavía o el “se sienten, coño”.
Y ahí siguen, con sus pamplinas de la guerra fría, que vienen los comunistas, que vienen los ateos, que si los chavistas, que si los simpatizantes de Irán, ¿pero ustedes estudian, saben por dónde van los tiros hoy en día? Yo no me fío del gobierno que hay, pero es evidente que España necesita una nueva constitución y valentía para acometerla, una evolución desde los postulados de 1978 que aún se basaban en que España es una unidad de destino en lo universal, una unidad férrea y monocolor sin distinciones, ése era el espíritu pero no la letra porque la Constitución del 78 es una amalgama de contradicciones como, por ejemplo, hablar de la unidad de la patria por un lado y, por otra, reconocer la personalidad de las zonas geográficas que forman España.
Aquí se dio un proceso histórico complejísimo que desde el siglo XIX se ha ido simplificando a través de un apego cobarde a imaginarios y un rechazo al futuro, pongamos por caso la Constitución de 1812. La península ibérica es una maraña de culturas donde un catalán no tiene el mismo cerebro que un andaluz ni que un vasco, etc., etc. En España, casi todos los grandes pensadores ilustrados se han visto obligados a exiliarse, en el XIX y en el XX. Creía que eso se había mitigado bastante, pero veo que no, no sé qué harán los gobernantes posmodernos de ahora –con tonterías como la paridad de ministros porque toda paridad implica discriminación del talento- pero estoy seguro, por lo que he visto y oído, que ustedes no son dignos de dirigir los designios de España.
Además, cuando se hundió la URSS, el famoso liberalismo, que nunca le ha hecho caso a los postulados éticos de su fundador, Adam Smith, dijo ésta es la mía y se dedicó a barrer para adentro. Los políticos marionetas se dedicaron y se dedican a aplicar la filosofía que sigue: puesto que los ricos son los que crean puestos de trabajo, o les bajamos los impuestos o les eximimos de ellos para que así desarrollen a la sociedad. Pero, ¿qué hicieron los ricos? Una ricura, se guardaron el dinero para ellos o lo emplearon sobre todo en especular. Resultado: la sociedad jodida y la brecha salarial y social, ampliada.
Ahora llegan por tanto los rojos y los separatistas a arreglar el desaguisado. Ellos han ganado porque ustedes son unos impresentables, egoístas, codiciosos, antiéticos, ignoran en gran medida lo que es la responsabilidad social de las empresas, se llenan la boca de religión, pero lo cierto es que utilizan el nombre de Dios en vano y se lo han montado muy bien criticando el chalé de Iglesias mientras que ustedes no se sienten empujados a cumplir con sus obligaciones morales y éticas. El trabajo que ustedes no han sido capaces de acometer nunca, ahora lo tienen que emprender un grupo de personas de las que, por supuesto, no se puede uno fiar, pero ellas son el efecto de la desidia de ustedes, ustedes han creado al monstruo.
Sin embargo, no me malinterpreten. Si este personal -que dice ser de izquierdas pero que es un engañabobos- empieza a enmarañarlo todo, seré uno de los primeros en denunciarlo y en pedir que alguien ponga orden en España. No se puede tolerar este espectáculo mientras empezamos a perder el tren del siglo XXI que avanza con velocidad de vértigo. Ya está bien de batallitas políticas, no se le está contando a los ciudadanos el terrible panorama que estos tiempos presentan. DIARIO Bahía de Cádiz Ramón Reig