No se puede ser de izquierdas y pensar como la derecha porque entonces se es de derechas. Y, más en profundidad, no se puede ser de izquierdas porque el ser humano es de derechas. La derecha se basa en el individualismo pero en un individualismo que sobre el papel es solidario con sus semejantes. El egoísmo de la ideología liberal no es –repito, sobre el papel- destructivo con sus semejantes, ese individualismo –decía Adam Smith- sirve para uno mismo y para crear riqueza con la que servirse a sí mismo y a los demás. Pero el papel es muy sufrido, si me detengo a escribir, en un par de días les presento a ustedes un manifiesto con el mundo arreglado. La imaginación humana -fuera de la realidad y la ciencia- es maravillosamente atrevida.
Jesucristo quiso un mundo y el que se ha levantado en su nombre nada o poco tiene que ver con lo que dicen los evangelios que predicó. Buda es una simple moda para los occidentales a quienes les ha dado por decir que con el yoga se conocen a sí mismos. El yoga, una actividad para un ambiente espiritual y calmado que se desarrolla en medio de la frenética crisis del humano digital. Los postulados filantrópicos del liberalismo –por los que morían los creadores románticos del XIX-, de la doctrina social de la Iglesia, de la socialdemocracia, del marxismo, todos perseguían la mejora social en un sentido solidario. Todos han fracasado. Pero hay que seguir adelante, los fracasos forman parte de la evolución, las especies fracasan o vencen, desaparecen, sobreviven o se quedan a mitad de camino, como un ornitorrinco.
Cada día vemos esta dinámica en la especie humana. Ahora nos la ha enseñado Íñigo Errejón pero hace tiempo que nos la muestra el propio Pablo Iglesias: defiende Juego de tronos, con lo cual está defendiendo a su productora, HBO, que es del conglomerado Warner –hasta hace poco Time/Warner- participado por bancos y fondos de inversión, que censuró su serie más rigurosa, The Newsroom, y la apartó de las pantallas de todo el planeta para que la gente no pudiera ver la relación incestuosa y malévola que existe entre medios de comunicación, grandes empresas y política. Pablo Iglesias se va a morir envuelto en su supuesta democracia asamblearia y ridícula, inútil, aunque lo haga en una cama confortable de su chalé gracias al préstamo hipotecario que le ha facilitado el mundo capitalista. Iglesias es rehén del mismo mundo al que dice combatir.
Podemos es un desastre absoluto, formado por militantes golondrina e individualistas destructivos que sólo han leído o asimilado las tapas de los libros de los clásicos de la izquierda, como mucho. Ya era una simple protesta de chavales el 15-M. Su partido consiguiente –una gran idea- ha resultado ser un fraude para sus ilusionados seguidores, la mayoría de los cuales tiene mente de derechas, se creen únicos, han sido educados por la colonización de la televisión estadounidense, por padres consentidores y por la digitalización del gregarismo individualista. Así no se puede construir una izquierda real, no el PSOE que es la izquierdecha, es decir, la izquierda que quiere la derecha, sino una izquierda que poco a poco coloque la semilla de un mundo más ético. No hay mimbres para hacer un buen cesto donde colocar el ser por encima del tener.
La derecha nos muestra algo parecido. El PP está en crisis interna, maquillada con el éxito en Andalucía que no es suyo, es una coalición de cristal con Ciudadanos, otro que tal baila, no sabe dónde está, le ocurre lo clásico que le pasa a la gente que dice que es de centro, que en un sitio bascula para un lado y en otros para el contrario, eso se llama esquizofrenia política, quieren ganar en Andalucía pero que no se enfaden los catalanes, pactan pero no pactan con Vox, no se sabe si suben o si bajan, hoy estoy en Pinto y mañana en Valdemoro.
En el PP, Aznar tiene las ideas claras, se puede o no estar de acuerdo con él, pero las tiene. Rajoy fue un desastre, se dejó llevar por el posmodernismo, Pablo Casado aguanta presiones desde la derecha y desde la “izquierda” de su partido, lo eligieron máximo dirigente y lo está desaprovechando para desesperación de su maestro Aznar. A Pablo Casado le dicen que se haga de derechas de una puñetera vez, que no se puede estar siempre nadando y guardando la ropa, que mira Vox cómo con Dios, Patria y Justicia saca votos y lo va a dejar atrás, que en las épocas de crisis laborales, de conciencias, ideas y valores –como la actual- no se puede estar rodando mentalmente, que hable claro y nos entenderemos.
Todos están presos de sus individualidades destructivas, no son capaces de trazar un camino e intentar transitarlo con todas las consecuencias, piensan demasiado en que van a perder votantes por aquí o por allá cuando los votantes quieren menos dudas y más firmeza, quieren que se destierre de una vez tanto relativismo y tanto posmodernismo, tantos paños calientes, aquí hay un gran mal, se llama codicia y desprecio por el prójimo, se llama falta de empatía, por tanto, a grandes males, grandes remedios.
Ni gobierna la derecha ni la izquierda ni el centro, gobierna la condición humana que, como dijeran Hobbes y Maquiavelo, es yoísta, exclusivista. Cuando se es joven se asume a Rousseau, luego, conforme se van cumpliendo años, se apuesta por Hobbes y Maquiavelo que afirmaron lo que veían, no lo que quisieran ver. Y se les agradece porque para imaginarios ya están muchas obras literarias y religiosas.
Por último, hay un elemento que fue muy importante en España. Está en un rincón de ese desmadre que es Podemos, olvidado, utilizado por sus dirigentes para buscarse un puesto de trabajo. Es el Partido Comunista de España (PCE). El comunismo es inviable, ya lo sabemos, el comunismo ha matado a mucha gente y muchos comunistas han sido asesinados también. El comunismo terminó por hundir a bastantes sociedades pero derrotó al nazismo. En España, cuando murió Franco, no sólo se hicieron el harakiri los políticos franquistas y los que llevaron a Franco al poder sino que también se lo hizo el PCE que le dejó libre al PSOE el campo de la izquierda tal y como planearon desde EEUU, Alemania, y desde el poder estructural español. Pero de la situación del PCE hablaremos otro día. DIARIO Bahía de Cádiz Ramón Reig