Trump quiere liarse a bombazo limpio contra Corea del Norte y Venezuela. Y lo peor es que puede ser posible. EEUU es una representación empírica de la naturaleza humana, como nos negamos a pactar para no vivir en el estado de guerra crónico del que hablaba Hobbes, nos ha salido el matón del barrio, al que le reímos las gracias, ocultando las miserias que esconde y elevando a la suprema potencia mediática los defectos de los demás. Somos cómplices del matón, creemos que como nos ha ayudado en dos guerras mundiales le debemos favor eterno cuando sin las resistencias internas y sin la URSS de Stalin habría que ver qué guerras mundiales habría ganado EEUU. Pero, nada, sigamos de quintacolumnistas de aquel país y no nos preguntemos nunca: sí, Corea del Norte es impresentable, la revolución bolivariana es una entelequia, pero, ¿quién va a pararle los pies a este matón de barrio que tiene hecho unos zorros a todo el planeta con nuestro apoyo?, ¿quién le va a enseñar desde Europa que ya no se puede ir así por la vida?
¿Cuántas pruebas nucleares ha consumado EEUU desde que acabó la Segunda Guerra Mundial? Bastante más de mil. ¿Cuántas Corea del Norte? Una docena, o pongamos veinte, treinta, ¿qué más da? El poder, sea el que sea, lo que quiere es que nadie le quite sus privilegios y eso se ve desde la cotidianidad con el machismo violento hasta en la macrohistoria con las bombas atómicas. ¿Cuántos ensayos nucleares ha llevado a cabo Venezuela? Creo que ninguno. ¿Qué país ha arrojado bombas atómicas sobre otro? EEUU. Y ni ha pedido perdón a un Japón que ya estaba vencido. La televisión pública rusa ha estado ofreciendo imágenes escalofriantes de supervivientes para recordar aquellos bombazos, que no nos atrevemos a mostrar nosotros para no molestar al matón, al que dice que la tiene más larga, al pistolero más rápido del Oeste (hasta que llegue otro mejor).
Las dos guerras mundiales nos llenaron de sangre y en EEUU seguían produciendo mientras sus soldados morían. No ha ganado ni una sola guerra de importancia EEUU en solitario. En Bretton Woods construyó un mundo a su medida que consolidó con su victoria sobre la URSS y al que todos imitamos, desde los sinvivires del espíritu Wall Street hasta las gansadas audiovisuales. Y si lo hacemos, ¿es porque somos así y no podemos hacer nada mejor? Pues que comience la guerra, otra Libia, Irak, Siria. Y que nos vayan dando, nos lo merecemos. Como son los buenos, tienen derecho de pernada. Y, claro, yo soy un antiamericano de mierda. DIARIO Bahía de Cádiz Ramón Reig