Se dice que “a perro viejo todo son pulgas” y, como en la mayoría de los proverbios, esta metáfora está cargada de verdad y sentido común, especialmente cuando se utiliza para ilustrar el hecho de que, cuando una persona pierde su lozanía física o mental, es muy corriente que los fracasos y las desgracias se le vayan acumulando con una frecuencia que, en muchos casos, llegan a convertirse en insoportables. Si quisiéramos podríamos establecer un símil que perfectamente se podrías aplicar a la situación de nuestro país España.
Es posible que esta vieja nación tenga sobre sus espaldas demasiados años para que pueda seguir manteniéndose erguida y ya empiece a dar signos de podredumbre a causa de que sus actuales usuarios, los españoles, parece que están afectados por un virus sumamente activo que, como aquellos caracoles –invadidos por un gusano del género Leucochloridium que, una vez dentro del cuerpo de su victima, la enloquece hasta hacerla ascender a lugares altos y despejados, donde es fácil presa para los pájaros. Para facilitar la labor del depredador, el gusano asoma por los ojos del caracol como si fuera una de sus antenas, mostrando atrayentes colores que llevarán al pájaro a comerse al caracol. De esta manera el gusano podrá depositar sus huevos en el interior del ave y cuando ésta lance sus excrementos comenzará de nuevo el ciclo –; les conduce irremisiblemente hacia la catástrofe final en la que, nuestra patria, puede acabar despedazada y entregada a sus enemigos, para que acaben hundiéndola en la miseria y la quiebra económica.
No vamos hoy a insistir en las causas conocidas, de origen político, que son las que parece que serán las responsables de este suicidio colectivo como nación; sino que nos vamos a referir, especialmente, a una serie de individuos que viene proliferando por las altas esferas de la nación, una suerte de filibusteros o parásitos sociales que, indiferentes a los problemas que afectan a los españoles, preocupados únicamente por medrar a costa de la sociedad y utilizando prácticas sofisticadas de los que, en tiempos pretéritos, se conocieron como pícaros, engañabobos, bribones y rufianes, tan magistralmente retratados en nuestra literatura del siglo XVII por autores como Mateo Alemán con su Guzmán de Alfarache o el mismo Alonso Jerónimo de Salas Barbadillo con su Hija de la Celestina o aquella obra inigualable de El Buscón Don Pablos ,de autor desconocido. La diferencia existente entre aquellos personajes imaginarios de aquella España barroca de los Austria y los vividores y sinvergüenzas en nuestra nación del siglo XXI, es que aquellas historias estaban llenas de gracia y de contenido moralizante (lo que en las fábulas se conocía como “moralejas”), algo que, hoy en día, es imposible encontrar en estos nuevos delincuentes, sin halo romántico alguno e impregnados de una corteza de materialismo y falta de principios, aún los más elementales, que los convierte en verdaderas sanguijuelas encajadas en el lumpen que viene corroyendo a nuestra sociedad.
Hete aquí señores a este sujeto, el Pequeño Nicolás, Francisco Nicolás Gómez Iglesias, un estudiante de Derecho, al menos hipotéticamente; en realidad un chaval narcisista de apenas 20 años que alguien ha calificado como de “muy inteligente” y, sin duda debe serlo, porque ha conseguido camelar, burlar, tomar el pelo e infiltrarse dentro de instituciones oficiales que, si fuera verdad lo que él cuenta, deberían estar muy preocupadas de haber sido víctimas propiciatorias de un personaje que basta con verlo para no tomárselo en serio, no sólo por su edad, sino por su aspecto aniñado, lo que todavía hace más raro que personas importantes se hayan tragado el cebo con el anzuelo con el que los ha pescado. Este sujeto fue detenido en Octubre del 2014 acusado de falsedad, estafa y usurpación de identidad. En realidad, aunque sólo fuera cierto que hubiese podido colarse en el CIS o, como es evidente, en las imágenes emitidas por la TV, cuando aparece como un invitado más al que saludan sus majestades; el simple hecho de que haya conseguido tomarles el pelo a tantas ilustres personas y la facilidad como ha podido desplazarse por lugares que están vetados a cualquier otro ciudadano de a pie, ya es un indicio del peligro que corren nuestras instituciones de que, cualquiera, pueda perpetrar atentados contra ellas con más facilidad de la que hubiéramos creído
Un sujeto que está investigado por el Juzgado nº 2 de Madrid por un delito de estafa y falsedad documental, al tiempo que, el magistrado de instrucción nº 43 se ha inhibido a favor de la Audiencia Nacional respecto a la querella presentada por el CNI, por supuesta comisión de un delito de injurias graves a los Ejércitos, Clases o Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado; que resulta que circula libremente por donde le da la gana, sigue apareciendo en las TV y en las tertulias como si fuera un gran personaje, va por los restaurante pagando, o no, facturas de casi 1000 euros y, además, se lo rifan todos los personajes y personajillos que saben que, si se acercan a él, conseguirán su pedacito de fama o tendrán su momento de trending topic en las redes. Nos cuesta pensar que, un presunto delincuente, sobre el que pesan una serie de cargos importantes, siga campando por sus respectos y relacionándose con personajes importantes, tanto de la política como de las artes o el deporte. Un ejemplo deplorable de cómo los delincuentes “de corbata” reciben un trato distinto del resto de maleantes.
A no ser… todo este asunto está envuelto en un cierto nimbo que lo convierte en misterioso, inquietante y, es posible que, en nebuloso. Lo cierto es que, este señor, ha tenido relaciones con importantes señores, algunos muy conocidos, con los que parece que le une gran amistad, que no han denunciado ninguna de sus fechorías aunque, aparentemente, también hayan sido víctimas de ellas; algo que puede hacer suponer que tiene su particular mecenas, su protector que posiblemente se ha valido de él para obtener informaciones que le interesaban o para contactar con personas con las que, posiblemente, le era imposible hacerlo directamente sin llamar la atención, quizá de las mismas autoridades que pudieran vigilarlos.
¿A qué viene que la popular Mariló Montero, de la RV1, se vaya a comer con semejante personaje? Es que ¿en la TV1 no hay quien ponga freno a sus presentadores para evitar que, en la cadena Pública, por una cuestión de ética y prestigio, se invite a semejantes personajes, contribuyendo a que aumenten su fama y que, además, se embolse el dinero de los contribuyentes que es lo que, en definitiva, financia a todos los que viven a costa del ente público? Ya es hora, lo hemos repetido hasta la saciedad, que los directivos de la cadena estatal pongan freno a esta señora narcisista, experta en meteduras de pata y que parece que ha conseguido tener más influencia en el medio que la propia dirección del mismo. Un día se van a encontrar que les va a resultar imposible disimular los fallos de esta señora y tendrán que tomar las medidas para poner orden en estos programas en los que los sueldos son extraordinarios y los gastos excesivos; al menos para una TV que cada año necesita mil millones de euros para no quebrar.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, nos maravillamos de que, en una España con graves problemas, se siga permitiendo que haya personas que sigan viviendo del cuento, de la estafa o de la endogamia, cuando no de la corrupción, sin que las autoridades se apliquen a poner inmediato remedio. Las elecciones están cercanas y a los partidos políticos ya les queda poco tiempo para enmendar sus errores. En caso contrario… DIARIO Bahía de Cádiz