Personalmente, ninguna bandera me llega a condicionar, quizás sea porque son demasiadas las que se me han roto a lo largo de mi vida, como cantaba José Antonio Labordeta. Sin embargo la semana pasada algo hizo vibrar mi corazón, la tricolor republicana volvía a ondear en sedes de ayuntamientos, se descubren placas recordando a concejales, a alcaldes asesinados por… sólo por ser republicanos.
En Cádiz, en Puerto Real, en Valencia, en Zaragoza, en tantos sitios. Pero no fue el ondear de los tres colores lo que realmente más me emocionó, no fue una bandera colocada con todos los respetos, sin quitar de su mástil a la enseña actual, ni a la autonómica, ni a la local, ni a la nacional, no fue eso. Lo que realmente me erizo el vello fueron los ojos llenos de lágrimas de los hijos y de los nietos de aquellos que figuran en una placa que los reivindican, con nombre y apellidos, delante del salón de plenos del Ayuntamiento de Cádiz. Me llenó de orgullo el alcalde y concejales desplegando una bandera llena de historia desde un balcón de San Juan de Dios, cuando abajo jóvenes veinteañeros con la tricolor a los hombros se sentían también orgullosos de su Ayuntamiento. Se me llenaron los ojos de lágrimas cuando recibo un mensaje de una vieja socialista gaditana diciendo “os imagináis si estuviera aquí Antonia Alvarado…”.
Pero al subdelegado, al que le levantan kilos de droga de los almacenes que él debe custodiar, o se le escapa, a plena luz de día, alguien de Zona Franca condenado, antes de entrar en prisión, le falta tiempo para pedir al juzgado la retirada preventiva de la bandera.
Y al representante metido a monaguillo, o monaguillo metido a representante de Susana Díaz en Cádiz, todo esto le parece un circo, eso sí, hasta podría aclarar que él es republicano, pero como el otro, tiene un compromiso con la monarquía, y claro, o se tiene valores republicanos o monárquicos…, venga Antonia Alvarado, desde donde estés, no te cabrees mucho con él, que el pobre tiene que comer y pagar la luz todos los meses….
Durante este fin de semana surgía una reflexión colectiva: ¿por qué tienen tanta animadversión a la república, a la bandera tricolor, a los valores republicanos?, si al fin y al cabo, lo único que queríamos este pasado catorce de abril era recuperar la memoria, ni más ni menos. Miedo a lo que significa decía uno, miedo a que después se pregunte por los nombres y apellidos de los asesinos, dijo otro, miedo, miedo…
Alguien al fondo de la mesa, con una sonrisa, se pregunta: os imagináis con el lío que han montado sólo por poner una bandera para recordar, el día, que llegará, que se proclame la Tercera; ¿qué harán?.., y siguió tomándose un té rojo. DIARIO Bahía de Cádiz