El esperpento parlamentario en que se convirtió la aprobación de la reforma laboral sigue dando que hablar y analizar en múltiples vertientes.
Aún son muchos los que están atónitos al ver como la derecha pasaba del jolgorio generalizado al creer la reforma rechazada a la indignación al comprobar todo lo contrario. Todo ello gracias al supuesto error en la votación de un diputado del PP. Paradójicamente, será el tiempo el que demuestre que Alberto Casero es el único diputado del PP que no se ha equivocado en el sentido de su voto. La actitud del PP insistiendo que lo ocurrido en el Congreso ha sido un atentado contra la democracia y anunciando denuncias y querellas contra la presidenta del Congreso, no es más que una huida hacia adelante fruto de la frustración al comprobar que su nueva edición del “tamayazo” no tuvo éxito.
Digno de reseñar es el papel de los diputados del ERC y de Gabriel Rufián. La cara del este último al ver la reforma rechazada y el suspiro de alivio posterior lo dice todo.
De los dos diputados de UPN, que escondieron su sentido del voto hasta el mismo momento de la votación para que al PSOE no le diera tiempo a reaccionar, cada día se está sabiendo que nada en lo que sustentaron para romper la disciplina de partido es cierto. Lo de Bildu y el voto de conciencia es una absoluta mentira y así lo demuestra la hemeroteca. La cara de ambos al comprobar que su actuación solo ha servido para dar cuenta de su escaso bagaje moral y ético no tiene desperdicio.
Pero lo que es el fondo del objeto de la presente reflexión del esperpento divido con la aprobación de la reforma laboral es la imagen de la Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que está siendo repetida una y otra vez por los distintas canales de televisión. En esas imágenes se la ve siendo abrazada y felicitada por los diputados del grupo parlamentario socialista, presidente, vicepresidenta Calviño y Ministra de Hacienda incluidos, pero no hay imágenes en las que se vea siendo abrazada y felicitada por sus compañeros de UP. Con ello, no se pretende decir que en UP de forma unánime no estuvieran conforme la reforma laboral pactada con sindicatos y patronal, pero en política los gestos son muy importantes y, en el caso que nos ocupa, bien que pudieron tener en cuenta estas circunstancias para que sirvieran de habladurías ni elucubraciones.
Ha sido tan significativo lo acontecido que hay quien pretende relacionarlo con una supuesta falta de apoyo expreso de sus compañeros de partido en la que se ha encontrado la Ministra de Trabajo en todo el proceso parlamentario para la convalidación del Decreto Ley de la Reforma Laboral.
La soledad es un estado de aislamiento en el cual un individuo se encuentra sin acompañamiento, sin embargo, alguien se puede sentir solo estando en compañía de otros, o podemos no sentirnos solos aunque no tengamos la compañía de nadie. Algunos de estos aspectos que caracteriza a la soledad se ha podido observar en Yolanda Díaz y el contenido de las entrevistas concedidas posteriormente lo ha evidenciado de manera más claramente aún. Entrevistas en las que ha hecho continuas referencias a la tristeza que había sentido en lo que llama “politequería» o «politiqueo” que está inundando la política en nuestro país.
La soledad es un estado de ánimo, en el caso de Yolanda Díaz, su estado de ánimo ha sido tan manifiesto que ya se habla de Yol-edad. DIARIO Bahía de Cádiz