El delegado de Mono-Incultura de la Sanlúcar del Santo Régimen lo ha vuelto hacer. Ha debido encontrar tiempo entre declamaciones ripiosas y para engominarse para sembrar de nuevo lugares públicos con amplias fotos esta vez dedicada a la romería del Rocío. Con esta iniciativa ha pretendido paliar de alguna manera las ansias rocieras de los romeros que verán como por segundo año consecutivo no podrán cumplir con el anhelo de todo un año.
En las mismas aparatosas vallas en las que dio rienda suelta a la gratitud devota a María por su intermediación en solventar su precaria situación económica y en las que con motivo del Día del Libro dedicó fragmentos dedicado a paraísos celestiales que no fiscales, pues en su lugar ahora con motivo del segundo año consecutivo del No Rocío coloca imágenes evocadora de la romería. Triste imaginación para un trasnochado poder o, mejor dicho, obsoleto poder para una pacata imaginación.
Sin embargo, se ha quedado en reflejar un solo aspecto de lo que es la romería del Rocío, ya que las imágenes seleccionadas solo hacen referencia a la devoción mariana con una muy manida estética, sin percatarse de que el Rocío tiene otro aspecto o componente también muy sobresaliente y destacable.
En las romerías es tradición que se conjugue la devoción mariana con la diversión, algo que, en modo alguno, debe estar reñido ni pensar que es incompatible por mucho que algunos quieran criticarlo como un aspecto fariseo de su creencia. En el Rocío se da una simbiosis perfecta y con toda legitimidad entre devoción y diversión, de tal manera que es difícil distinguir un aspecto de otro. Por eso sorprende y no se entiende que el delegado de la Mono-Incultura no haya tenido a bien reflejar este aspecto de la idiosincrasia de la romería rociera en las imágenes seleccionadas. No hay ninguna imagen que refleje el jolgorio fomentado por lo efluvios de las bebidas del aspecto festivo que inunda todo el poblado desde el primer día en la romería, por lo que ha quedado un hueco muy destacable que no está pasando desapercibido para propios y extraños de la romería en la localidad.
Los rocieros que hacen alarde de su apasionada fe religiosa por la Virgen del Rocío, festiva, bullanguera y, a veces, exacerbada manera de celebrar dicha fe deberían exigir al delegado engominado de chaqueta cruzada que rectifique de inmediato, porque de lo contrario podría interpretarse que el susodicho reprueba esa esencia tan suyas de celebrar su devoción mariana y de ahí que no lo reflejara en imágenes en las vallas. Conociendo que el edil de la Mono-Incultura es tan permeable a la critica tanto como proclive al halago y al poco trabajo, a buen seguro que la rectificación será inmediata, por nada en el mundo va a poner en riesgo lo que ha venido a reconocer en su ámbito cercano como una aparición de la virgen, no en el cargo, sino más bien, el emolumento que le proporciona el mismo.
Por otra parte, tanto el alcalde de la Sanlúcar del Santo Régimen, su sombra en cuanto a acompañarlo en cuantas fotos sean necesarias y que reconoce dedicarse a la política porque se aburre, llevan una oferta turística a Fitur destacando los espacios abiertos, la tranquilidad y la gastronomía en la localidad. Espacios abiertos que se encuentran con numerosos obstáculos, siendo las citadas aparatosas vallas uno más en ese despropósito. Esperemos y deseemos que no tengamos que lamentar accidentes de aquellos visitantes a la ciudad o lugareños que lleguen a embriagarse de tranquilidad y sucumban con las esencias de la manzanilla y su maridaje gastronómico local y no terminen dándose de bruces con cualquier de las mismas colocadas en esos sitios tan transitado del centro de la ciudad. DIARIO Bahía de Cádiz