Recuerdan a aquel empresario muy reconocido, sobre todo, por la derecha, que a través de una fundación con su nombre llevado por su altruismo y solidaridad periódicamente donaba dinero para la adquisición de equipos de diagnósticos de última generación en hospitales de toda España, pues al parecer ese altruismo y solidaridad tenía fecha de caducidad.
Cuando algunos, siendo muy criticados por ello, decíamos sabiendo en los lugares del mundo donde y en qué condiciones laborales y sociosanitarios se fabricaban los productos que después vendían en sus tiendas, que ese supuesto gesto de solidaridad y altruismo respondía más que nada a una calculada campaña de lavado de imagen o de conciencia y que el mejor gesto de solidaridad era que pagase los debidos impuestos y que no se acogiese a los consabidos beneficios fiscales a los que en ningún momento su presunto altruismo le llevó a renunciar.
La pretensión más que probable de cerrar decenas de tiendas repartidas por todo el país y resto del mundo, dejando en la estacada a miles de trabajadores y trabajadoras es la prueba evidente de que su solidaridad era calculada y que cuando las cosas se tuercen y sus beneficios diezman un poco respecto a lo previsto, ya no hay altruismo que valga, y cierra tiendas abocando al paro a muchos de los trabajadores que tanto hicieron para llevarlo a ser considerado uno de los empresarios más ricos del mundo. Los beneficios de su grupo empresarial en el 2020, año de la pandemia, han superado los 1.000 millones de euros, pero al parecer eso debe ser poco, y sin pestañear y abandonando todo altruismo y solidaridad se ha propuesto cerrar tiendas y despedir a trabajadores.
Para más inri, el cierre de tiendas será más acusado en aquellos lugares del país más deprimido donde el paro es endémico, algo que tampoco ha servido para reconsiderar la postura de su grupo empresarial.
Su actitud se puede resumir perfectamente en eso de que te dejo sin trabajo y sin comer, pero descuida que en algún hospital habrá un equipo de diagnóstico del cáncer donado por mi altruismo y solidaridad gracias a los beneficios obtenidos por el cierre de tiendas y tu despido.
Los que de forma alborozada ensalzaban tanto sus gestos solidarios y altruistas y que se rasgaban las vestiduras ante las críticas al empresario considerado ejemplar y modélico, ahora callan, cuando no, incluso lo justifican por causa de la pandemia, como si la pandemia de manera caprichosa se hubiese cebado más con los ricos que con los pobres.
No hay que olvidar que al citado altruista, la justicia le condenó a pagar 33 de millones por haber abusado de una norma en sus declaraciones fiscales al interpretar ampliamente la misma para beneficiarse escandalosamente de ella.
No son donaciones lo que debemos esperar de multimillonarios como al que nos estamos refiriendo, sino que sus productos sean fabricados en origen con todas las garantías de seguridad en el trabajo y salarios justos, así como, que los empleados y empleadas en los puntos ventas se les respeten las condiciones de trabajo recogidos en sus convenios laborales y, por supuesto, que paguen los impuestos sin más beneficios fiscales que los que les correspondan. Lo demás, tal como ha quedado de manifiesto, ha sido una hipócrita campaña de lavado de imagen que algunos llevados por intereses muy concretos se han dedicado a elevarla a nivel de excelencia propia del carácter bonachón del empresario en cuestión.
Curioso altruismo ese que cierra tiendas dejando gente en el paro y sin el sustento de sus familias. DIARIO Bahía de Cádiz