Aquella que abandono la alcaldía de la Sanlúcar del Santo Régimen, más que nada porque se le había quedado pequeña para saciar sus ambiciones políticas, no sin antes dejar las bases del régimen que posteriormente su sucesor en el cargo ha consolidado, ahora compungida va tirándose de los pelos por los rincones del palacio provincial.
Cuentan que la sempiterna sonrisa sardónica que la caracteriza, ha tornado en un triste y duro rictus de contrariedad desde que supo que la lista que encabezaba para elegir delegados al proceso congresual de su partido había perdido frente a la otra encabezada por su segundo en la secretaria general por cerca de 300 votos. “Esto no me puede estar pasando a mí”, se repite sin consuelo ni lenitivo alguno.
Fue acérrima susanista hasta que comprobó el estrepitoso batacazo de la lideresa ahora tertuliana de medio pelo, tornó pedrista convencida, más que nada para evitar ser defenestrada y quedar fuera de la sopa boba.
Desoyendo a aquellos que le advertían que su traición era muy posible que no tuviera recompensa, principalmente, porque de bien es sabido que “Roma no paga a traidores”, traicionó de forma inmisericorde a la “nasia pa ganá” con el rocambolesco argumento de que había que renovar el partido, renovación que, por supuesto, no pasaba por ella, aun llevando en política más de 15 años, en un mal entendido concepto de “justicia señor, pero por mi casa no”.
Muchos de los militantes pedristas de antes y de ahora, debieron considerarla como advenediza, es decir, para qué una mala copia si tenemos a los originales, y en gran medida la han dado la espalda.
Lo que ha ocurrido le presagia nada bueno a la vuelta de la esquina y de ahí según dicen se atreviera a proponer a sus acólitos más estrechos inflar el censo de militantes en la provincia para garantizarse ganar el próximo Congreso provincial y seguir el cargo de la secretaria general y, por ende, continuar como virreina en el palacio provincial.
En una desesperada huida hacia delante ha puesto en marcha una purga de asesores por considerarlos desleales que han propiciado su derrota y de esta manera restar fuerza a sus contrincantes, lo que está siendo aprovechado por su rival cabeza de lista ganadora, su máximo colaborador hasta ahora, para hundirla más en la miseria.
De traiciones la virreina provincial sabe lo suyo, ya que llegó a la alcaldía de la Sanlúcar del Santo Régimen habiendo traicionado a un familiar cercano y de chanchullos y compra de voluntades está muy ducha, ya que de esa manera llegó a la secretaria provincial de su partido.
El karma se interpreta como una “ley cósmica” de causa y efecto. Simplificando el tema, que las acciones buenas o malas del pasado repercuten en el presente y futuro de las personas, como una deuda que se paga de a poco, experimentando un sano aprendizaje. En lo de traicionar para ser traicionada puede haber mucho de karma. La única duda es si habrá aprendizaje. DIARIO Bahía de Cádiz