Hay quien se rasga las vestiduras. Hay quien se sorprende y hay quien no da crédito. Pero la realidad no debe servir para nada de eso porque poco más se podía esperar del personaje, si se tiene en cuenta su trayectoria, por llamarla de alguna manera, como trasnochado trovador de medio pelo de lugares comunes y cansina dedicación a ensalzar mediante ripios a una fe, más que nada, de chaqueta cruzada y gomina grasienta.
Fue un fichaje en ese partido convertido en cajón de sastre de oportunistas, que a la primera de cambio la abandonan para buscar un arropo en lugares más seguros donde medrar o seguir parasitando la sopa boba, a la vez que la demonizan (perdón) desde su liberalismo de salón. Tras los resultados electorales de 2019 y después de saberse concejal y conocedor que entraba en el gobierno local con un sueldo asegurado al menos durante cuatro años, fue confesando a propios y extraños que “se le había aparecido la virgen”, dada su precaria economía personal.
Si alguien achaca a una mediación de la virgen su “suerte”, no por tener la oportunidad de prestar un servicio público en la responsabilidad de gobierno de la ciudad en la materia que sea, si no por asegurarse un suculento salario que ni en los mejores sueños celestiales de su apolillada apostura podría tener, nada de lo que está haciendo ni hará puede ni debe sorprender.
A falta de Semana Santa, decidió sembrar las calles céntricas de aparatosas imágenes de cristos y de vírgenes compungidas por el dolor. Ello no puede extrañar a nadie si se tiene en cuenta que es su manera de agradecer a la virgen su mediación para que pudiera salir de su difícil situación económica.
El 23 de abril se celebró el Día Internacional del Libro con el objetivo de fomentar la lectura en la población y proteger los derechos de autor y a este supuesto cultureta de la mono-incultura rancia y trasnochada no se le ocurrió otra cosa que instalar en distintos lugares de la ciudad textos o versos sobre paraísos celestiales o algo parecido, no sabemos si es para seguir en su línea de agradecimiento a su divinidad o para hacer una competencia a esa otra confesión religiosa que periódicamente instala un escenario en zona céntrica para da conocer los preceptos religiosos de su biblia o porque no sabe hacer otra cosa o todas las cosas a la vez.
Lo cierto es que un mono podría ofrecer más cultura y divulgación de la misma que este personaje engominado desbordante de oportunismo, ya que la foto posando al lado de las exposiciones no ha faltado, ni tampoco la supuesta grandilocuencia de sus palabras cacófanas en la presentación de las mismas.
En todas las ciudades con motivo del Día del Libro, aunque mediatizado por la pandemia, se ofrece un abanico amplio de oferta cultural con el objeto de fomentar la lectura, pero en la Sanlúcar del Santo Régimen, han entendido que es una buena ocasión para hacer proselitismo político entre los que profesan, de una u otra manera, una determinada fe religiosa, aunque hayan recurrido a otros autores a modo de relleno para justificar cierta universalidad.
En la Sanlúcar del Santo Régimen ya nada sorprende en cada una de las vertientes de la gestión municipal, y nada es poco para el proselitismo, el clientelismo, la compra de voluntades. Ciudad que se ha convertido como lugar idóneo para oportunistas y vendedores de humos que no saben ni pueden valerse por sus propios medios. El susodicho personaje es uno de los mejores ejemplos.
Dios o, mejor dicho, su Dios de existir, nos proteja. DIARIO Bahía de Cádiz