Se califica como Intelectual a aquella persona que se dedica al estudio y la reflexión crítica sobre las ciencias, las letras y la realidad, y comunica sus ideas con la pretensión de influir en ella, alcanzando cierto estatus de autoridad ante la opinión pública. El intelectual no sólo tiene el derecho, sino el deber de criticar la sociedad, de denunciar sus injusticias, su falta de libertad y el conformismo que pueda haber en ella. En este sentido, al intelectual se le concede el rol de resistencia y de ejercer libremente su conciencia sin negar el presente en el que se encuentra.
No se pretende teorizar sobre la figura del intelectual en la sociedad actual ni sobre su rol en la misma, ni mucho menos, es tan solo una oportunidad para hacer referencia a una determinada fauna que arrogándose cierta intelectualidad de manera fraudulenta pululan por esta Sanlúcar del Santo Régimen pretendiendo pasar por intelectual, ya que priorizan conseguir o mantener el citado estatus de autoridad ante la opinión pública a la reflexión crítica de la realidad y del poder. Estos pseudo intelectuales en la Sanlúcar del Santo Régimen se le denominan con toda la puya posible como “intelestuales”.
Intelestuales los hay de distintos pelajes y condición, siendo las motivaciones para pervertir la intelectualidad variadas y variopintas. De esta manera los hay que presa de su afán de un protagonismo que ralla lo patológico, no dudan en traicionar y traicionarse por un minuto de gloria. Están aquellos que huyen del compromiso como el gato del agua hirviendo y para enmascarar dicha incapacidad satirizan y denostan, descalificando con la gracieta fácil y el supuesto ingenioso sarcasmo a quienes dedican esfuerzos y dedicación en defender derechos y libertades. A estos, cuando se les pone ante el espejo de su triste semblanza, su única reacción es el silencio o meter el rabo tras las piernas bajando la cerviz.
Hay que mencionar los de chaqueta cruzada y pelo engominado, cuya supuesta intelectualidad no va más allá de ofrecer loas de gratitud a las vírgenes y a todos los santos que se les ponga por delante con un abuso del epíteto grandilocuente como muestra de su fervor devoto. Complementarios a estos están los que con cuidada imagen versallesca se ensimisman en recuperar epopeyas pretéritas, abstrayéndose de que la mayor epopeya es la de salir adelante en la sociedad actual. No se puede dejar de mencionar a los oportunistas con responsabilidad con títulos universitarios colgados en la pared o no, que se acercan al poder ofreciendo su apoyo para escalar socialmente u obtener prebendas, sobre todo económicas, así como oportunidad de pasar debida factura y saldar cuentas pendientes a terceros.
De esta escueta semblanza, a buen seguro que se escapan algunos más, sin ningún rigor sociológico, es fácil colegir que, aunque no hay una sola tipología de intelestual, es cierto, que tienen una muy marcada característica común entre ellos en la Sanlúcar del Santo Régimen, que se omite con la única intención de que los posibles lectores que hayan llegado hasta aquí, hagan un mínimo esfuerzo para descubrirla.
Los verdaderos intelectuales huyen del poder y se acercan a los movimientos sociales para nutrirse de sus experiencias, de su espíritu transformador y, al mismo tiempo, estos deben promover un diálogo con la filosofía de aquellos para juntos construir el nuevo proyecto social e histórico. Encontrar algo de esto en los intelestuales de la Sanlúcar del Santo Régimen es como encontrar la aguja en el pajar o hacer pasar un camello por el ojo de la aguja, tal como decía aquel.
Si después de esta lectura el oportuno lector se le manifiesta la vocación o la intención de ser un intelectual en este enlace encontrará unas instrucciones sencillas para convertirse en uno de ellos, mejor dicho, en un perfecto intelectual. DIARIO Bahía de Cádiz