De nuevo el narcotráfico en la Sanlúcar del Santo Régimen ha acaparado la atención mediática del país. Son pocos los medios de comunicación nacionales que no se hayan hecho eco del incidente ocurrido en una playa de la ciudad en el que un grupo importante de personas intentaban hacerse con los fardos de drogas de una narcolancha encallada en la playa mientras un helicóptero maniobraba para impedirlo intimidando a los presentes hasta que llegasen más efectivos de seguridad del Estado.
Lamentablemente no es la primera vez que ocurre un incidente de este tipo en las playas de la ciudad, pero no por ello ni debemos acostumbrarnos, ni quitarle la importancia del mismo. Que un nutrido grupo de personas decidan enfrentarse a los cuerpos de Seguridad (Policía Nacional) y Guardia Civil para llevarse la droga que portaba una narcolancha varada no es baladí y muestra hasta que punto se ha socializado el narcotráfico en la ciudad. Esperemos que este peligroso punto no sea de no retorno.
En esta ocasión y al parecer sin que sirva de precedente el equipo de Gobierno ha sacado una nota de prensa sin condenar de forma taxativa los hechos, más preocupado por la imagen de la ciudad que por otra cosa, eso sí, centrando los hechos en una posible descoordinación entre la Fuerzas de Seguridad del Estado intervinientes.
Todos ya sabemos la equidistancia peligrosa y no menos sospechosa del esmirriado con respecto al narcotráfico y a nadie sorprende que pretenda ahora culpar de alguna manera a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado de una posible descoordinación y falta de vigilancia.
restar o minimizar la importancia del fenómeno del narcotráfico y pretender responsabilizar a terceros de lo que nunca ha hecho por sí mismo son los pasos necesarios de quien algo debe o teme que se sepa
Quien ha pretendido quitar importancia al narcotráfico campante en la ciudad calificando de aislados los innumerables casos afirmando, contra la evidencia, de que no existen clanes ni familias operando en la ciudad, no puede cuestionar la actuación de la Policía ni la Guardia Civil.
Quien se deja fotografiar sonriente y complaciente junto a conocidos narcotraficantes que supuestamente colaboraron en su campaña electoral no está en disposición de condenar el narcotráfico en la ciudad y de ahí, que no se atreva o no pueda hacerlo.
Quien facilitó todos los medios municipales posibles a una empresa tapadera para que organizara un macro concierto de música en el que, según investigaciones policiales, se pudo blanquear algo más de un millón de euros, hechos por los cuales aún no se ha dignado a dar explicaciones ni ha pedido las necesarias disculpas a la ciudadanía, no puede mostrarse preocupado por la imagen de la ciudad.
Quien puso como delegado municipal para la barriada más castigada por el narcotráfico, a alguien más conocido por su entrenada nariz que por su gestión al frente de sus responsabilidades, no está en disposición de exigir más más medios y vigilancia para acabar con la lacra social que supone el narcotráfico.
Restar o minimizar la importancia del fenómeno del narcotráfico y pretender responsabilizar a terceros de lo que nunca ha hecho por sí mismo son los pasos necesarios de quien algo debe o teme que se sepa.
Por supuesto que lo ocurrido no es la verdadera imagen de la ciudad, de ser algo es la imagen de un Santo Régimen a imagen y semejanza de quien tiene conceptuado que todo vale para seguir en el cargo y vivir del cuento. DIARIO Bahía de Cádiz