Se conoce como cuenta cañones a aquellos individuos militantes de organizaciones que mantiene una calculada indefinición a la hora de decantarse por un determinado candidato o candidata hasta que comprueba quien de ellos tiene toda la vises de ganar en la contienda congresual interna. Esto es, su único criterio para decidirse por un candidato u otro es la de apostar a caballo ganador, proponga lo que proponga en su programa y estrategias, con el objeto de no verse represaliado y seguir gozando de la benevolencia del ganador y no perder las posibles prerrogativas que tiene dentro de la organización. Un cuenta cañón si tiene que engañar engaña, si tiene que traicionar traiciona y si tiene que cambiar de bando, cambia con tal de no poner en solfa su estatus dentro de la organización. El o la cuenta cañones una vez que ha dirimido que candidato o candidata va a ganar, es decir, quien dispone de más cañones (de ahí la denominación), suele acompañar su decisión con argumentos oportunistas, cuando no, peregrinos, que solo ellos se creen.
Cuenta cañones los hay en los partidos, sindicatos y en cualquier otra organización sujeta a procesos congresuales periódicos para la elección de sus líderes.
Susana Díaz, la todavía secretaria general de los socialistas andaluces, tras perder en su día, contra todo pronóstico, las primarias contra Pedro Sánchez y haber perdido la presidencia de la Junta de Andalucía, a pesar de haber ganado las elecciones autonómicas andaluzas, está viendo como parte de los que la apoyaron en su día se están pasando al bando supuestamente patrocinado por el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. Es decir, Díaz, la que decían que había “nasío pa ganar”, es quien está sufriendo más que nadie los efectos de los cuentas cañones.
Cuenta cañones se puede considerar la presidenta de la Diputación y secretaria provincial del PSOE de Cádiz, Irene García, así como, al alcalde de Sanlúcar, Víctor Mora. Ambos, en su día, acérrimos susanistas y ahora tras contar los cañones de los que dispone “la sultana” se han pasado al otro bando capitaneado por el alcalde Sevilla, Juan Espadas, a quien consideran ya ganador de la contienda de primarias. Por supuesto que ambos, tirando del argumentario más manido que suelen utilizar los cuentas cañones para justificar su decisión, han dado un argumento de lo más peregrino.
García dice que ha llegado el momento de presentar una alternativa con una frescura distinta y, por su parte, Mora desde el mayor de los cinismos argumenta que su intención es la de impulsar la renovación del partido a nivel andaluz. Esto lo dicen quienes llevan con cargos institucionales más de 14 años, y que han hecho de la política su exclusivo modus vivendi y del fomento del clientelismo y la compra de voluntades su forma de perpetuarse en el cargo. Quieren frescura y renovación y apoyan a quien lleva en política con distintos cargos institucionales desde el 2008 y como alcalde de Sevilla desde 2015.
Como se puede apreciar tanto Irene García y Víctor Mora son dos casos de libro de cuenta cañones: han engañado, han mentido, han traicionado y han dado argumentos peregrinos para justificar ahora su apoyo a Juan Espadas, con el único fin de seguir en sus cargos, disfrutar de sus prerrogativas y de sus estatus dentro de su partido y, por ende, seguir viviendo de la política.
La presidencia de la Diputación mantiene un ejército de paniaguados para dar más valor a su apoyo a Juan Espadas y Mora, en su afán contadora de cañones, llega a contar hasta con los concejales tránsfugas en el Ayuntamiento sanluqueño.
Por último, la actitud de García, Mora y tantos otros está sirviendo para actualizar el término de cuenta cañones, ahora se les empiezan a conocer más como cuenta espadas. DIARIO Bahía de Cádiz