Por una parte el otoño trae, junto a la caída de la hoja caduca de los árboles y arbustos, celebraciones de día de patronos y patronas, normalmente ligadas a celebraciones paganas ligadas a los ciclos de cosechas, cambios de estaciones u otros hitos. Por otra, estamos saliendo, o al menos eso debiéramos, de un largo periodo en el que la iglesia católica se ha cobrado su apoyo a sublevaciones militares y a su consolidación, jugando un papel determinante en ‘la moral’ social, intentando unir, trenzar tanto el poder civil como el religioso en uno solo, como forma de auto justificación y auto legitimación mutua.
Estas fiestas nos dan la oportunidad de contemplar escenas enternecedoras; de ver, por ejemplo, a la alcaldesa socialista de Jerez hablando con una estatua, creo de madera, de una virgen a la que cuenta sus penas, sus anhelos, sus sueños…, y digo enternecedor porque a mi me recuerda a mi nieta de tres años, que se hecha unas charlas asombrosas con su muñeca y con su amiga imaginaria Marina, y ves, cuando alguien me recuerda a mi nieta y sus juegos, yo me enternezco.
En Chiclana, ha sido también una socialista la que ha defendido en el pleno del Ayuntamiento el nombramiento de alcaldesa perpetua a su ¿patrona?, otra estatua de madera, así en plan muñeca con su camisita y su canesú. En esta ocasión no me despierta ternura, solo la atención, de como son capaces de unir votos los del PP y el PSOE -para ser justo tendré que reconocer que sólo un concejal socialista fue coherente y votó que no-. Veo que cuando Román salga de viaje, pone a la muñeca vestida de tul en su sitio. Aunque la verdad, si el ministro del Interior pone medallas a una virgen, en Chiclana no son menos, y nombran alcaldesa a perpetuidad a otra.
Lo de Cádiz es diferente -aparte de Kichi-Nazareno con exactamente las misma justificación del Toro de la Vega, razones de tradición….- porque si yo fuera creyente y “hermano cofrade” estaría muy mosquetera, ya que me subvencionen como una fiesta la salida procesional, cuando mi fe me dice que es un acto de penitencia, y que no podría penar (de penitencia) sin esa subvención, como que muy mal, ¿no?
Y dentro de nada la charla con la patrona de Cádiz, dicen que la corporación acudirá a esta especie de sesión de güija con el más allá, supongo que también será como lo del toro lanceado -por tradición-. Veras tú, como un día los muñecos hablen, más de uno se queda allí mismo, de piedra, eso sí, ostionera.
Aunque creo que estas estatuillas, muñecas y muñecos tallados con mayor o menor arte, lo que de verdad están haciendo, es cantar como France Gall en Eurovisión de mil novecientos sesenta y cinco:
“Solo soy una muñeca
Que no sabe de amor
El corazón pongo en mi canción
Poupée de cire, poupée de son”
(Versión Karina) DIARIO Bahía de Cádiz