¿Cuántos han muerto en el nombre de Dios, de Alá, de Quetzalcóatl, Shiva…? ¿Cuántos más tienen que morir?
Es hora de plantearnos ya una respuesta seria, dejarnos de cuentos de hadas, en pleno siglo XXI hemos vivido demasiado para seguir confiando en quimeras, en seres abstractos y sobre todo en timadores y lavadores de cerebros, gente que tienen el tenderete tan bien montado que cuando algo sale bien “es un milagro, es gracias a la intervención divina” y cuando algo sale mal “los caminos del señor son inescrutables” así de lujo oiga, imposible equivocarse.
¿Alguien de los que se da golpes en el pecho en misa se ha leído la Biblia? Yo sí, es un libro precioso, y muy lógico… para la época, ahora está obsoleto. Imaginaos a un montón de pastores en zonas desérticas, con un supuesto Rey-Sacerdote, su única defensa contra las fuerzas exteriores es una empalizada de madera o de adobe y el brazo fuerte de sus jóvenes, era normal que se considerara pecado mortal la homosexualidad, necesitaban hijos para subsistir, como este podemos poner cientos de ejemplos.
Es cierto que podemos, y sería muy hermoso, quedarnos con algunos mensajes del nuevo testamento, las palabras de amor de Jesús de Nazaret no han de caer en saco roto, como tampoco han de caer las de Saramago, Einstein, Gandhi… y no por ello se le adora en los altares.
Mucho de lo que se presenta en el antiguo testamento, Corán y otros textos religiosos, no son más que normas de conducta, de una época en la que era más sencillo decir “haz esto porque lo dice Dios”, que “haz esto porque es bueno para la sociedad”; este punto es algo que deberíamos tener superados hace siglos.
No voy a dar por sentado la no existencia de un ser superior, algo con tanto poder que creó el universo, o ayudó a desencadenar los factores que acabarían con la creación del todo, ¡venga, perfecto existe! ¿Pero necesitaría un ser de esas características adoración? ¿Nos prestaría atención siquiera? ¿Nosotros vamos por la calle pensando en las bacterias que recorren nuestro cuerpo? Pues si este ente fuera posible, los humanos seriamos mucho menos que las bacterias.
Se han derramado tantos miles de litros de sangre en nombre de ese dios, que por nuestro bien, ya es hora de colocar esos libros escrito por hombres y para gobernar a sus semejantes, donde les corresponde, en bibliotecas al lado de la mitología. Que descansen junto a Zeus, Plutón, Cibeles… y sobre todo que nos dejen descansar a nosotros los iluminados que hablan en su nombre. DIARIO Bahía de Cádiz
Totalmente de acuerdo. Ya es hora.
Nosotros no lo veremos, pero la única forma en que la humanidad puede avanzar es dejando atrás estas infundadas creencias ancestrales, ideadas cuando era necesario un miedo supremo para controlar a la población y darle un sentido de unidad, así como para «explicar» todo lo que su escasa ciencia no alcanzaba a comprender.
Pero en la actualidad es evidente que las sociedades y las civilizaciones no pueden seguir preceptos inventados por tribus nómadas de hace milenios, poco menos que bárbaros, que utilizaban la fuerza para hacer creer a sus adeptos y mantenerles atados en corto.
No quiero decir con esto que la gente no pueda tener sus propias creencias, por absurdas, ridículas o estúpidas que puedan sonar (es divertido ver cómo la gente se ríe de los absurdos de otras religiones pero defiende los suyos propios como si les mentaran a la madre, aunque sean puras copias de otros sistemas de creencias más antiguos)…
… pero es necesario, vital para la supervivencia y la convivencia humana que las religiones organizadas sean apartadas de toda forma de gobierno y sistema educativo, y en general de cualquier estructura de poder que les permita influencias a la población con sus dañinas ideologías, sus fábulas acientíficas y sus afanes de control mediante el miedo, la culpa, la represión y la violencia (pilares básicos de las religiones abrahámicas).
La humanidad no necesita creencias en entidades etéreas llenas de defectos humanos, sino ética y moral, dos valores que las religiones intentan apropiarse pero que históricamente han demostrado no tener.
De ahí que intenten pintar a los ateos, agnósticos y no-creyentes como personas inmorales (y se les margina, persigue o asesina) sólo porque son pruebas vivientes de que las creencias religiosas son innecesarias para crear buenas personas.
la razón niega a Dios y la vida nos enseña que está ahí
No quieras darle valor mitologico a los logros humanos, para que creamos en esa existencia de un «hermano que es amor y todo lo puede» que elimine el hambre en el mundo, que reparta justicia y reinicie a la humanidad.
La típica frase vacía que, como es habitual en el 100% de los casos, arroja cero evidencias de la supuesta existencia del tal «dios».
La razón nos dice que no hay evidencias ni necesidad de que los dioses existan. Ni el tuyo (imagino que el plagiario dios judío reciclado), ni Odín, Huitzilopochtli, Ganesha, Amaterasu o cualquier otro de los miles de dioses que la humanidad ha adorado durante toda su historia.
Intentas camuflar tu necesidad de muletas existenciales con lo de «la vida», pero lo único que evidencias es que crees en una deidad sólo porque lo necesitas y/o te han educado así.