Están diciendo los medios de comunicación que hay piojos por los colegios y que hay que prevenirlos. La gente sale opinando en la tele -porque siempre hay que sacar los micrófonos a la calle, eso vende- y afirma que si es por la poca higiene pero los periodistas se apresuran a buscar fuentes de información que dicen que es al revés, a los piojos lo que le gustan son las melenas limpias.
Me acuerdo una vez por La Habana que estaban fumigando en un parque y le pregunté a una amiga cubana periodista que me acompañaba que a qué se debía aquello y me respondió: “Es para prevenir el dengue”. Y cuando le objeté que allí el agua estaba limpia me replicó que al mosquito del dengue le gusta el agua limpia, no la sucia. Por cierto, en Cuba previenen enfermedades, ya lo quisieran para sí muchos países semejantes porque los Castro serán muy tiranos y muy malos pero son muy limpios y a veces hasta se han librado de piojos procedentes del otro lado de su charco caribeño.
Increíble por tanto ese amor por la limpieza de los piojos y otros bichos. No sé cómo pueden vivir en España con lo sucia que está, llena de personal con la cabeza cargada de liendres. No creo yo que los piojos sean tan amantes de la pulcritud si siguen en esta España democrática. Como ya soy mayor hablo cada vez más en pasado y en plan Jorge Manrique con eso de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Es mentira, el franquismo no era mejor que esto porque, para empezar, todas esas actividades que han originado las operaciones púnicas, ERE, subvenciones desviadas, etc., eran bastante habituales, de ahí que los alcaldes nombrados a dedo solieran terminar con mucha pasta en sus cuentas corrientes. Pero casi nada trascendía a la opinión pública ni a la Ley.
¿Por qué lo sé yo entonces? Por lo publicado después y porque pude conocer a constructores y promotores que les pagaban “mordidas” a los alcaldes y a quien fuera para construir en la costa o en la ciudad según sus caprichos. Eso sí, el paternalismo franquista permitió que no le hicieran nada a Doñana, una protección ambiental que casi estuvo a punto de finalizar durante el mandato actual del PSOE en la Junta (desde 1982 llevan los chicos ahí, ahora apoyados por los comunistas y progresistas de una IU a la que no la echan de las poltronas ni con agua caliente ni con millones de piojos, pobre IU, pobre comunismo).
Sin embargo, cuando yo me educaba con las monjas salesianas y era un comino no recuerdo nunca que se me pegaran piojos. En mi caso tal vez pueda decir que con Franco no había piojos y quizás fuera porque en lugar de piojos había piojones que, a cambio de crear la clase media que ahora sostiene a la democracia y a sus piojos, recibían la vista gorda del Piojón Máximo. Porque ya es hora que digamos una y otra vez que la culpa de que haya piojos en la cabeza de España es de los ciudadanos que siguen votando a los piojos de una cabeza que estaba más o menos aseada pero que ahora es un estercolero.
Ya lo entiendo, los piojos prefieren cabezas limpias para ensuciarlas y luego irse a otras cabezas a seguir poniendo huevos. Ahora el tema está en comprobar quién goza de otra clase de huevos y agarra un buen champú y una potente fumigadora y manda a los piojos al quinto carajo, por lo menos. DIARIO Bahía de Cádiz Ramón Reig