Las ventajas de la bicicleta como medio de transporte urbano son incontables: es el medio de transporte más rápido para la movilidad urbana en distancias de hasta seis kms.; proporciona autonomía y ahorro económico; beneficia la salud (previene dolencias de la espalda y la diabetes; reduce el riesgo de infarto; mejora el sistema circulatorio e inmunológico); libera espacio público (un coche necesita el de siete bicicletas); no contamina (la OMS alerta de que las emisiones de los automóviles producen cáncer e inciden en enfermedades respiratorias y cardiovasculares); revitaliza el centro de las ciudades (al impulsar la proximidad, favorece el comercio tradicional; hace emerger nuevos negocios relacionados con la bicicleta); permite una ciudad con menos ruidos, más saludable física y anímicamente, más amable.
Ante unos datos tan incontestables, ¿por qué los poderes públicos no apuestan decididamente por el uso de la bicicleta en la ciudad? Las respuestas pueden ser múltiples: recaudación municipal, influencia de sectores económicos como el de los aparcamientos subterráneos o la automoción, etc.), rendimiento electoral de abanderar la causa de las plazas de aparcamiento. En relación con esto último, por cierto, abundan falsos prejuicios. No es verdad que los carriles-bici reduzcan necesariamente las plazas de aparcamiento: aparte de que hay planes de compensación de aparcamientos, la experiencia de Sevilla muestra que actualmente es más fácil encontrar aparcamiento debido a la disminución de los coches que afluyen al centro gracias al carril-bici. La realidad es que ninguna ciudad ha lamentado dar facilidades a la bicicleta.
Necesitamos políticos valientes, que aporten soluciones de futuro incluso cuando inicialmente puedan resultar impopulares. Ocurre aquí lo mismo que con las peatonalizaciones: en un principio casi todos parecen estar en contra, pero tras su implantación, casi nadie soportaría volver a lo anterior. Valgan dos ejemplos: la prohibición de aparcar en la plaza de la Catedral de Cádiz fue impopular, pero ¿quién defendería ahora volver al pasado?; lo mismo ocurre con la calle Plocia: su peatonalización ha favorecido la apertura de numerosos negocios y ha generado uno de los rincones más agradables de la ciudad. En nuestra ciudad todo invita a apostar por la bicicleta: la geografía, el clima; incluso la economía: la bici contribuye a la ciudad calmada que favorece el turismo, el comercio y los servicios.
Para contribuir a vencer oposiciones e inercias, instituciones y organizaciones de todo el mundo están actuando. Las medidas son muy variadas: recomendaciones de la OMS, que toma la difusión del uso de la bici como factor de calidad de la salud pública, celebración del “Bike to School Day” («Día del desplazamiento al cole en bici»), del “Bike to Work Day” («Día del desplazamiento al trabajo en bici»), o de la Semana de la Movilidad (que festejamos estos días); iniciativas como el “Safe Route to School”, fomentando el desplazamiento de los niños al colegio en bici con seguridad; creación de circuitos internacionales, como la Red Euro-Vélo, etc. En nuestro país se han creado la Mesa Nacional de la Bicicleta, la Red de Ciudades por la Bicicleta o el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía.
La Unión Europea, a través de los fondos FEDER, incluye dotaciones económicas para promoción del transporte sostenible. La Junta de Andalucía ha captado estos fondos y, a través del Plan Andaluz de la Bicicleta, ofrece a las diez mayores ciudades de la comunidad la creación de una red integral de carriles-bici. La inversión dispuesta para Cádiz son seis millones de euros (mil millones de pesetas).
Resultaría inconcebible que, por falta de entendimiento entre el Ayuntamiento de Cádiz y la Junta de Andalucía, Cádiz perdiera esta inversión junto con los múltiples beneficios asociados a ella (desde la simple seguridad física de ciclistas y peatones, hasta la facilidad de circular de los discapacitados). Afortunadamente, los desencuentros existentes inicialmente fueron superados cuando, durante el pasado mes de julio, ambas instituciones hicieron público su compromiso para superar sus diferencias de criterio y sacar adelante el acuerdo. Desde aquí les pedimos que lo hagan realidad. Cádiz lo necesita.
SIGUEN LAS FIRMAS DE LAS ORGANIZACIONES ADHERIDAS
Asamblea Ciclista Bahía de Cádiz
Asociación de Empresas Turísticas de Cádiz (AETC)
Asociación Gaditana para la defensa y estudio de la Naturaleza (Agaden)
Asociación Gaditana de Discapacitados Físicos (Agadi)
Asociación de Vecinos Cádiz Centro
Asociación de Consumidores en Acción de Cádiz (Facua-Cádiz)
Cádiz Vivo
Ecologistas en Acción
Federación Local de Asociaciones de Comerciantes, Autónomos e Industriales de Cádiz (Facai)