Hace años di a conocer mi teoría de las 6 P que limitan la libertad del ejercicio periodístico. La P de propiedad de un medio, la P de publicidad, la P de producción de la noticia (más contacto con la pantalla que con la calle y sus fuentes humanas), la P de política (presiones constantes), la P de públicos (a los que hay que darles lo que quieren, no todas las aristas de lo que ocurre), y la P de periodismo en forma de periodistas de altura, tan de altura (luego llegan caídas de altas torres), que ven más al mercado y sus jefes que al periodismo y a la gente y ése ha sido uno de los motivos por los que los ciudadanos nos han echado de sus vidas. A veces, la P de propiedad y la de publicidad coinciden, una misma empresa es accionista y anunciante, caso de los bancos.
A la universidad vienen a menudo periodistas de amplia trayectoria a decirnos que nunca han recibido presiones para ejecutar su trabajo. Los estudios anuales sobre la profesión demuestran lo contrario y no pocos profesionales fundan un blog para expresarse más libremente que en sus medios (lo cual también ha creado problemas a algunos) pero ellos dale que te pega con la cantinela. Luego, en privado, matizan bastante el tema. Lo que nos interesa a los periodistas académicos es la opinión de los periodistas de base pero no pueden darla aunque quieran si desean labrarse no sé si un porvenir o un no porvenir. En las webs de las asociaciones de la prensa aparece publicidad de los mismos poderes que tienen fastidiado al periodismo y la politización de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) y otras, es alarmante. Pero no pasa nada, seguimos adelante, tratando a la gente por idiota con el resultado que he dicho. El periodismo del futuro existirá para una minoría, el resto se llamará info-entretenimiento, ya se está viendo el tema con claridad y también las resistencias en forma de periódicos nativos digitales que tienen el reto de vivir en el seno de un sistema/sociedad a la que cuestionan.
La profesión no tiene poder para inhabilitar a periodistas que, se ha demostrado, mienten a los públicos (con la complicidad de los públicos, todo hay que decirlo). Mis alumnos de periodismo ven todo esto y yo se lo hago ver porque es mi obligación y mi batalla en pro de una profesión imprescindible que, sin embargo, se muere y no, no exagero, ya me gustaría. En los años 90, el profesor Martínez Albertos anunció el ocaso y muerte del periodismo para 2020 o 2025 aproximadamente. Hace tiempo comenzó la cuenta atrás. DIARIO Bahía de Cádiz Ramón Reig