“Por Andalucía libre, España y la Humanidad”, muy señor mío Francisco Romero. Presuntuoso andalucista. ¿Acaso no se ha dado cuenta?
En el pleno municipal del viernes 31 —muy agitado, por cierto, pero eso podrán verlo en la prensa profesional—, los grupos del Partido Andalucista y Ciudadanos se abstuvieron en una moción planteada por Izquierda Unida para instar al gobierno de Israel a detener la masacre palestina. A pesar del a priori narcisismo que parezca destilar que el Ayuntamiento isleño inste a la mismísima Israel, lo cierto es que es un gesto político muy frecuente en la tradición democrática, ya que manifiesta el poder de decisión de la administración local, que es la más cercana al pueblo y sus necesidades. Es la política local la que ha tomado las grandes decisiones en la Historia, que sólo mas tarde pasan a instancias superiores. Por tanto, partimos de la base de que reclamar democracia en un municipio para otros países es parte necesaria del proceso de construcción de un país solidario de fronteras hacia dentro. No podemos esperar que, sencillamente, el gobierno central atienda todo aspecto político: hay que poner de nuestra parte.
Con respecto al Partido Popular, su negativa era evidente. Son un partido de derechas, colaboracionista no sólo con las empresas que arman Israel, sino con el mismísimo Netanyahu. Sus coordenadas políticas no entienden la democracia en los países subdesarrollados, no digamos ya próximo-orientales; y para rematar, ni siquiera conceden a Palestina el reconocimiento como país, hecho de facto anterior a la ocupación israelí de 1946.
Lo que no es de recibo es que el Partido Andalucista y Ciudadanos caigan en el más estrepitoso y ridículo centrismo en estos temas. Lo condenamos, dicen. No es el lugar ni el momento, dicen. No tenemos suficientes datos, dicen. ¿Entonces qué demonios pasa? ¿No leen la prensa? 29 de octubre, se acelera la colonización. 31 de octubre, la misma mañana del pleno isleño, aumentan las tensiones diplomáticas a favor de un nuevo estallido armado. Y aún así Javier Cano y Fran Romero son capaces de exhibir esa arrogancia.
¿Por qué? Porque una vez más, porque no quieren pillarse los dedos. El Partido Andalucista, a la vera del Partido Populista, se nutre del voto conservador isleño alimentando un chovinismo típico. El Partido Andalucista no puede tomar decisiones que afecten a un nicho de votos que no está familiarizado con temas de solidaridad internacional y que, en muchos casos, son profundamente tradicionalistas. Ciudadanos, por otra parte, es un partido sin recorrido, incapaz de presentar un proyecto de ciudad propio y que, también, se alimenta del buenismo de las fiestas isleñas, construyendo un programa político en oposición, como en el caso del tranvía.
Y, sin embargo, aquí todos somos demócratas, ¿verdad? Luego que se enchaqueten y desfilen orgullosos tras el Corpus Christi o se estremezcan en las colas de los comedores sociales. No harán nada por luchar a favor del quinto mandamiento, ni recordarán el deseo universal de paz, pan y trabajo de Blas Infante. Ciudadanos y Andalucistas son, a la postre, dos partidos en hundimiento, y ya lo dijo el pensador Marx —Groucho, no Karl—: si no le gustan mis principios, tengo otros.
Pero por favor, vótennos. DIARIO Bahía de Cádiz