Hace ya dos años se celebraba en Cádiz el bicentenario de la Pepa, aunque no les guste, esta constitución así fue bautizada por la ciudadanía para la historia. El enclave que mejor visualiza a la Pepa es el Oratorio de San Felipe Neri, en el centro de Cádiz, al convertirse en el lugar donde se proclamó por parte de esas Cortes que venían huyendo desde la Isla. Por esta razón, años antes el edificio fue desacralizado y restaurado con el dinero público, con el objetivo de jugara el papel que le correspondía por derecho en las celebraciones que se iban a producir en el 2012.
Por razones que se sitúan entre la inoperatividad de unos y el oportunismo voraz de otros, el bicentenario se convirtió en una serie de celebraciones elitistas y lejanas de la participación de la ciudadanía. Recuerdo un Cádiz sitiado, con limitación de movimientos de sus gentes, recuerdo el puerto con gente que miraba, o admiraba, las fiestas privadas en los barcos anclados en sus muelles. Y cómo no, recuerdo a un Mariano Rajoy, flanqueado por Teófila que, con osadía, comparaba lo que el llamaba reformas (recortes) con la Constitución del 12, todo un despropósito de adaptación partidista y canalla de la historia. De ese año nos quedan pocas cosas, una comisión del Bicentenario que, visto lo visto, sólo sirve para ‘colocar’ a algún personajillo excedente, proyectos sin terminar como el Castillo de San Sebastián, y poco más. Los trajes que distribuyeron para acompañar de atrezzo a algunos de los actos, por ahí andarán…
Pero es algo más que curioso cómo, uno de los pocos espacios que pueden dar testimonio de aquellos históricos días de 1812 en Cádiz, está llamado a vaciar su contenido en cuanto punto de referencia de progreso en la historia de España. Están empeñados, no en reconocer que en 1812 se dio con la Pepa un salto adelante, al contrario, lo que de verdad quieren es que volvamos a la misma fecha, a 1812.
Primero fue con la decisión de devolverle al Oratorio, eso sí, después de su recuperación con dinero de todos, su uso religioso, casi igual que la Mezquita de Córdoba.
Hace unos días aparecía en la prensa local la noticia: “Acto de apoyo a Libres e Iguales en el Oratorio”¿Acto religioso? , pues va a ser que no, un acto contra el independentismo catalán, dicen. Eso sí, arropado por Club Liberal 1812 de Cádiz, selecto grupo de personas muy decimonónico En vez de propiciar el diálogo, fomentan las llamadas contra precisamente la libertad de elección de futuro, aunque sea equivocado…, por cierto no llego a ver la función religiosa de acto.
Y tan sólo hace unos días, el obispado de Cádiz decide que sea precisamente en el Oratorio de San Felipe donde se celebren las misas con el rito anterior al Concilio Vaticano II. Vamos, el rito en que el personal no se enteraba de nada ya que era en latín, y el oficiante ejerce su rol de espaldas al respetable. Lo más curioso, que coincide con aquella opinión de los que entienden que la Pepa (en su literalidad) es lo que hoy es deseable, llegando a justificar que este rito en latín era el que se utilizaba en 1812.
Poco a poco, como si llevarán ‘pies de lana’ para no hacer ruido, nos roban celebraciones, nos roban términos como el de libertad, y ahora nos roban los lugares, que es lo mismo que robarnos la memoria.
Pero pese a todo, todavía resuenan en los muros del Oratorio de San Felipe Neri los versos de Paul Eluard leídos en uno de los pocos actos civiles durante 2012, lo organizo la Asociación de Personas Lectoras de Cádiz junto a otras entidades…
Por los dientes apretados
Por la rabia contenida
Por el nudo en la garganta
Por las bocas que no cantan
Por el beso clandestino
Por el verso censurado
Por el joven exilado
Por los nombres prohibidos
Yo te nombro Libertad