La gallina reina se inquieta y cacarea nerviosa, tiene el gallinero alborotado, no basta su micrófono a muchos más decibelios que el resto de gallos y gallinas en sus puestos ponedores. !Silencio, silencio¡ gritaba desencajada, tanto por el revuelo y griterío como por la coincidencia de los mismos con la salida de un huevo de su anal realeza.
Pues así empezaba mi columna de hoy, pero no, después de leerla he decidido cambiarla, no porque no me gustara, más bien por las fechas que estamos. A principio de año, a escasos días de Reyes, con erizos, ostiones, pestiños y papelillos llamando a la puerta no es de recibo dedicar un artículo a un pleno del Ayuntamiento de Cádiz que no se diferenció mucho de los últimos plenos. Una gallina reina cacareando, un senador venido a menos babeando mientras nos arruina la ciudad, del resto poca cosa, que sólo tres tuvieron la decencia de hacerse eco de lo que pasaba en el lado del público; y poco más.
Prefiero ser optimista, mirar al futuro inmediato y dejar esta pesadilla de historia para el museo, no el histórico, sino el de los horrores. Dentro de nada acudiremos a las urnas, aunque para algunos pareciera que se toman a pies juntillas mi etiqueta del Twitter #nopasana y andan por ahí tan contentos con su treinta por cierto, que digo yo, que es, al menos, para que encendamos alguna alerta, aunque solo fuera para eso, debiera servir. Que uno se presenta a unas elecciones, no para medirse con el resto, que para eso ya están esos artilugios de las farmacias, que presentarse sin haber hecho todo lo humano y divino para ganar a un amplio segmento de la población gaditana para cambiar este Cádiz que se desangra, casi mejor que no nos presentamos, vamos… ¿no sé si me explico?.
De cualquier forma decía que hoy quiero ser más optimista de como terminé el año pasado, pero es que cuesta trabajo escuchar al consejero, ex delegado, ex alcalde, ex inspirador y ex conspirador (los últimos ex los pueden quitar) Jiménez Barrios, Chiqui, para los íntimos, hablar de Podemos y la casta; a mí me recuerda aquel poema que decía algo como: “y tú me lo preguntas, casta eres tú”, o era “¿poesía eres tú?”.
Estamos a nada del año que se acabó, y parece que han pasado ya meses, al menos esa es la sensación que yo tengo. No sé si son las ganas que tengo por tener esperanza, no sé si es porque mirar atrás me produce ese vértigo que te hace vomitar al ver en la distancia lo que han hecho, pero bueno, vamos ‘palante’ y el primer propósito del año es no perder la sonrisa, y aseguro que por ahora lo cumplo.
Cuanto termine de escribir, voy a echar la carta a los reyes magos, solo les pido una cosa, que a ver si pueden aclarar en qué se gastó los treinta mil euros que dijo el ex tesorero que le dio, no tengo muchas esperanzas de que nos lo aclaren, pero bueno, así son los deseos
Hay que ver, el que fuera rey consorte del gallinero, su kikiriki se oía de Cortadura a la Punta, hoy solo cloquea de vez en cuando, envuelto en mezcla de inciensos, las dos plumás que le quedan intentan mantenerse prendidas al cerumen blancuzco que configura lo que fue cabeza, hoy tan siquiera cresta, condenado a pasar a la historia, pero de esa que se olvida y que nadie recordará, ni siquiera por su mediocridad.
… y así terminaba esa columna que no verá la luz, ni olerá nunca a tinta. DIARIO Bahía de Cádiz Fermín Aparicio