“Quiero decirte por último, / bribón o bestia, / hiel o bilis, / de corrientes de miserias, / que tarde o temprano, / te llegará lo merecido, / con arreglo a lo sembrado”.
Suena que suena, suena, / suenan que siguen sonando, / las campanas de la paz, / convocándonos a sus canticos. / Manojito de claveles, / muñones de cirios y nardos.
Brilla el sol en el pentagrama, / de la gran partitura de fusas. / Calmante vitaminado, / amansando hasta a las alimañas.
Instrumentos de cuerda, / percusión o viento, / con sus sonidos graves o agudos, / de la gran orquesta universal, / interpretando la declaración, / de lo divino y humano.
Composición humanista, / articulada con sus puntos y comas, / distribuida por todo el universo, / para orientar a sus habitantes, / en lo esencial y justo.
Noches de luna llena. / Noches de fina escarcha. / Noches de moradas sin techos. / Noches al final de los muros, / donde no perciben los aromas, / pero sí a las alimañas, / de un lado hacia el otro, / con el rostro cubierto, / con su negro luto.
Vinos tintos o claros. / Vinos de las cepas y parras. / Vinos de barricas de roble, / adquiriendo su solera y grados. / Bebido sorbo a sorbo, / el sabor afrutado, / de las garnachas y tempranillos, / vendimiadas a su tiempo, / con calor o frio.
Copa de vertientes rocosas; / con sus acantilados, ríos y afluentes. / Copa de las cimas. / Copa de cinc o cobre. / Copa en los calvarios. / Copa de persecuciones y torturas.
Manos artesanales nobles, / moldeando arcilla y fango. / Botijos para el agua. / Ceniceros para la muerte. / Vasijas para el aceite. / Cuencos, alcancías y ollas.
Líneas rectas o curvas. / Dibujo en blanco y negro. / Retratista de ancho bigote, / sin carretes en su cámara, / en el cuarto oscuro, / sobre su cordel mugroso, / de imágenes sin lustre.
Cuatro estaciones del año, / con la alborada de sus días, / y el ocaso de sus noches, / con los soplos de vida o muerte, / ramificando las sombras de sus vertientes.
Vidrieras con cascadas sonoras. / Remolinos de inconsciencias. / Torbellinos de opulencias. / Campos con sus sequías y grietas, / sufriendo mortajas polvorosas, / de arbitrios sumarísimos, / temblando los arados, / con su resplandor y auras.
¡Cuántas tumbas en las cunetas! / ¡Cuántas esperanzas truncadas! / No aliviándome el llanto, / ni con el sonido de un piano.
¿La tengo o no la tengo?, / compañera, / tras la dura travesía, / sorteando rayo a rayo, / los nubarrones a mi paso. / Avinagrándose la miel de la tierra, / por cuerpos sin almas.
Nubes y claros en mis días. / El amor se me marchita. / El cuerpo se me debilita. / La sociedad me señala, / hundiéndoseme los fundamentos, / en los lodos de las castas.
Deseo elevarme como el águila, / sin que lo impida la intolerancia. / Pájaro de libres sueños. / Sueño con libres vuelos. / Vientos de Levante y Poniente. / Vientos a estribor o a babor. / Vientos arreciando turbulencias, / sobre el incierto presente, / donde desfilan los pájaros, / mudando sus alas.
Lobos hostigando a los débiles. / Aullidos en las pugnas. / Torrentes de tristezas. / Tabernero corpulento y grueso, / con los pliegues de su guardapolvo, / ardiendo su encarnado cuerpo.
Tu mano y la mía, / o la mía y la tuya, / remando al unísono, / hasta que eclosione la brisa, / de nuestras rosas y claveles, / embriagándonos la fragancia, / del néctar de las estrellas.
La muerte los asecha. / Nubarrones en El Estrecho, / pateras a la derivas, / desintegrándose contra las olas. / No es amor la venta de armas. / No es justo las guerras. / Es cruel la injusticia, / grotesca la mentira, / e injusta la distribución de la riqueza. / Estalla la hambruna, / huele a pólvora, / ruido de metralletas. / Mucha sangre derramada. / Las suyas, / las vuestras, / y las mías. / Al saltar las vallas, / o arribando los náufragos.
No soy el mundo, / ni la verdad, / ni el camino. / Soy luz de vida, / que se rebela contra los malditos, / con derrotes a derecha e izquierda, / no dejando espacio alguno, / para que huyan las fieras.
Aspiro a que mi sino, / bulle igual que siempre, / para seguir afrontando, / con la tinta de mi estilográfica, / lo que me encuentre en el camino, / convirtiendo al enemigo en neutro.
Que se esparzan, / mis versos y poemas, / colándose por las rejas, / como los cantos de las trovas, / para que se conciencien, / los que empuñan el terror, / oprimiendo a los pueblos.
Quiero decirte por último, / bribón o bestia, / hiel o bilis, / de corrientes de miserias, / que tarde o temprano, / te llegará lo merecido, / con arreglo a lo sembrado. / Sin embargo, / las personas de bien, / a pesar de los martirios, / padecidos durante siglos, / gozarán en los paraísos. DIARIO Bahía de Cádiz