Dice un gran filósofo actual: «Para mí la utopía política verdadera no es un sueño, es inventar una nueva forma de vida para poder sobrevivir. Así todas las utopías auténticas son, en ese sentido, un producto de la emergencia”.
De esta manera, analizando nuestro país, se hace evidente que necesitamos una utopía más que nunca. La pobreza se ha disparado, habiendo personas que son pobres incluso trabajando; el auténtico Hombre del Saco que es la malnutrición infantil acosa a 2 millones de niños y hay un cuarto de la población activa que no encuentra trabajo, entre ellos jóvenes a los que no les dan una oportunidad y mayores de 55 años que pierden la esperanza de volver a trabajar y envejecer con tranquilidad. La impunidad de los políticos que roban y traicionan a sus propios ciudadanos y, ni dimiten (porque para eso hace falta tener dignidad), ni les caen penas lo suficientemente contundentes como para escarmentar al próximo estafador; bancos rescatados con dinero público que no piensan devolver y que luego desahucian a familias y personas que no pueden afrontar la deuda contraída, pero que sí les pagaron a ellos con sus impuestos; un cártel de compañías energéticas que no hacen si no subir y subir los precios sin importar el valor real de las energías y las necesidades de los ciudadanos; y una familia Real manchada hasta las cejas por escándalos de corrupción que ha intentado limpiarse cambiando de cara.
En definitiva, un país asolado por la pobreza. Y, aún peor, por la desesperanza. Porque no hay “brotes verdes”, ni “luz al final del túnel”, ni “vigorosas raíces”. Lo peor de estar perdido es no saber a dónde se va, ni si hay fin.
Los continuos gobiernos de los partidos mayoritarios y sus cómplices nos han traído a esta situación y no saben (o no quieren) sacarnos de ella. Sus medidas se han demostrado interesadas en cuanto que no han mejorado en absoluto la situación de la ciudadanía, pero sí la de sus amigos y señores; sin embargo, pretenden que nos las creamos como dogmas de fe, y por eso nos bombardean constantemente con ellas.
El día 25 de mayo sin embargo se produjo un hecho histórico: el bipartidismo no alcanzó ni el 50% de los votos en unas elecciones y un partido con apenas 5 meses de vida logró un millón y medio de votos. Podemos irrumpió en el panorama político español arrasando.
¿Cuál es el secreto? Transparencia en vez de oscurantismo para evitar la corrupción, participación en vez de decisiones a puerta cerrada en despachos de banqueros y hablar el idioma de la calle: hablar del paro, de la pobreza, de la evidente podredumbre del sistema actual.
Y esto es vital, porque trae algo mucho más importante a un país que se encuentra perdido.
Trae esperanza, ilusión; que son otras de las características que suscita la palabra “utopía”.
Podemos nace de la emergencia que tiene la ciudadanía española por ser soberana y regir su destino, nace de la necesidad. Decenas de chiclaneros y chiclaneras, personas de a pie como usted, sintieron la misma urgencia y se unieron y están creando este movimiento conjuntamente.
Y por eso, porque somos el pueblo, y lo que éste necesita para alzar su voz, sabemos que Podemos.
¡Sí, se puede! DIARIO Bahía de Cádiz