Más del 92 por ciento de los alumnos han aprobado la selectividad en Sevilla, con esa tasa o la prueba es deficiente o tenemos unos lumbreras. En el examen de Historia de España muchos abandonaron el aula al percatarse de la “dificultad” de las dos preguntas: una estaba relacionada con la crisis de 1898, la otra se interesaba por presidentes de la democracia española actual. Había que elegir entre ambas. Tenemos un problema gravísimo con la enseñanza y la juventud actual que no es la más preparada de la historia española a menos que por preparada entendamos saber digitalización y uno o dos idiomas.
Yo intento –con mis limitaciones- formar a los periodistas del mañana en el último curso de la carrera. El periodista, el estudiante universitario en general y el ciudadano, deberían saber que casi toda la actualidad está relacionada, a nivel andaluz, con el proceso autonómico, especialmente el 4-D y el 28-F. A nivel español, con la Transición (ahora se habla de la Segunda Transición). A nivel internacional, con dos órdenes mundiales: el que brota de Bretton Woods (1944) y el que proclama en 1991 George Bush tras la caída de la URSS. Puedo asegurarles que la mayoría de los alumnos que egresan en Sevilla desde el grado en periodismo no saben con rigor (o no tienen ni idea) de qué van estos hitos.
El examen de selectividad es sólo de Historia de España, una barbaridad pedagógica en un mundo globalizado. En el bachillerato la Historia se explica a base de fechas, nombres y batallas para afrontar una selectividad anacrónica. Los resultados de todo esto lo sufrimos en la universidad. Los alumnos ni siquiera tienen una idea adecuada de por dónde va la Historia hoy. En 2001 y 2004 los diarios Abc y El País lanzaron una Historia Universal en tomos. El primer tomo de Abc iba de lo clásico: Prehistoria y Protohistoria. Pero el primer tomo de la de El País era ya muy diferente, se llamaba “Los orígenes” y esos orígenes eran el Big Bang y el origen la de vida. Aquí seguimos con una historia memorística que provoca el odio de los alumnos hacia la materia.
El mundo comienza cada día, lo digital nos lleva a un presente eterno, al carpe diem de la pantalla. ¿Historia magister vitae? ¡Tonterías! ¿Una persona nace con 18 años, no con cero minutos y cero segundos más un ADN? ¿Y esa persona sigue adelante como un zombi sin preguntarse quién es, de donde viene y adónde va? ¿Intentará trabajar y consumir, luego lo sustituirá una maquina y esto es todo, amigos? En efecto, he ahí el futuro, pura democracia. DIARIO Bahía de Cádiz