Recuerdo cuando los romanos se mosquearon porque no les gustaba el Coliseo. No entendían que la ciudad es un organismo vivo y que es necesario adaptarse a los cambios. Tampoco nadie les explicó que iba a mejorar su calidad de vida ofreciendo una apuesta integral para la ciudad.
Yo le dije a Vespasiano que tuviera en cuenta que el pueblo básico estaba reduciendo el tema a conceptos poco elevados como bonito y feo, cuando lo que importaba era como se iba a mejorar su calidad de vida al activar la polis mismamente. Pero como el pueblo, de todos es sabido, es necio, habrá que ser justo y hablarle en necio por darle gusto, dijo Lope. Tito vino a darnos la razón y lo terminó, y se acabó con el overbooking de gladiadores y de cristianos a la vez que se entretenía al ciudadano romano.
Estas y otras parecidas razones se esgrimieron en París con la Torre Eiffel, y Gustave se llevó un sofocón grande la criatura. Menos mal que los americanos estuvieron encantados todos con la Estatua de la Libertad, pero ya se sabe que los yankis tienen poco gusto y todo les viene bien. Aquí en Europa somos otra cosa. Antiguos mayormente.
Les explique a Gustave y a Vespa (son tantos años ya en el Ministerio del Tiempo que tenemos cierta confianza) que las masas ignorantes ni tienen criterio estético ni ético, y por tanto quedan desautorizadas para emitir opiniones, siempre carentes de ese espíritu elevado que nos caracteriza a los elegidos de los dioses.
Pero hete aquí, que en la triste y antigua Europa les dio por rescatar aquella perra que cogieron los griegos con la Democracia, y va la gente y opina. No sólo opina, además sin ningún reparo dicen lo que les gusta y lo que no. Y para mas inri, pide explicaciones de dónde, cómo y cuándo se gastan su dinero. Así, sin ningún criterio.
Cierto es que con algunas explicaciones y un poquito de humildad todo es más comprensible y hasta aceptable, pero Cádiz no es país para críticas. Si no te gustan mis pérgolas es porque hay intereses políticos detrás, si no te gusta lo que cocino no tienes criterio y quieres acabar con la economía local. Si no te gusta lo que escribo, canto o pinto eres, sobre todo y por encima de todo, un envidioso. No comprendes mi arte. Tú no has sido elegido por los dioses.
Manda narices que no sepáis aquí rodeados de mar, que el policarbonato y el vidrio es lo que mejor resiste en un ambiente costero, que no entendáis que la pérgola-mirador no es una pérgola ni un mirador; y lo que es más importante, que se os haya escapado que visto desde lejos se confunde con el azul del cielo y no es tan contundente.
Lo dicho, aquí nada más que nos miramos el ombligo y no hemos tenido la ocurrencia, tan lógica por otra parte, de irnos nadando a la mitad de la bahía y mirarlo desde allí.
Si es que… DIARIO Bahía de Cádiz