Ya se despide el verano, con sus mentiras las mismas de todos los, que tanto gustan que tanto arrastran, que centran la atención, en muchos casos, de periodistas palmeros y cobardes.
Las farsas de los políticos que publican la bajada del paro, como siempre gracias a la hostelería y sector del ocio, y se van de vacaciones con su cinismo creyéndose merecedores de las mismas por “un trabajo bien hecho”.
Ya se van las ficciones de las estadísticas de la bajada de accidentes mortales en carretera, ¡no van a bajar si la gente no puede desplazarse! O bien no tenemos trabajo o no podemos permitirnos irnos a ninguna parte.
Las falsedades de un segundo puente eternamente saboteado, mientras el PP y el PSOE se pasan la pelota de las culpas.
La hipocresía de los playeros, que tanto disfrutan del mar y de la arena, pero tirar sus basuras, colillas, plásticos en las orillas. No se quiere a lo que no se cuida, la Caleta continuará cubierta de globitos de plástico, sus piedras masacradas, mientras se fraguará un falso amor en el corazón de los mal tratadores ambientales.
Quimeras de un verano que no ha sido tal, donde en Cádiz no ha existido prácticamente el levante, ese que es tan molesto “y espanta a los turistas” pero limpia nuestras aguas haciéndolas cristalinas, aumenta la temperatura y hace que apetezca más una buena cervecita. Este año nos hemos jartado de poniente: algas y temperaturas más desapacibles.
Mentiras de una caballa que arde para despedirte, pero ahora es cuando más mejor saben las caballas, pero claro ese plato hay que vendérselo al de fuera, hay que promocionar el producto pese a que ahora gane en sabor.
Las colas kilométricas en Algeciras y Tarifa para la operación paso del estrecho: marroquíes exigiendo lo que no tienen cojones de pedir en su tierra, y la necesidad por un trabajo de servir a quienes no se traga, a quienes de forma indirecta, ya que la culpa es exclusivamente de nuestros empresarios, joroban a los trabajadores europeos admitiendo gustosos los recortes laborales.
Las legiones mercenarias de futbolistas besando escudos que solo conocían por los cromos, afirmando que se cumple su sueño… mientras una masa babeante de aficionados beatifica a un aliado de Bankia, a uno de los culpables de las inyecciones de gas en Castellón, pero en su retina queda una copa y nunca los llantos de los niños desahuciados.
Pero el otoño no llega más sincero, llega con las mentiras del nuevo curso académico donde se preparara a nuestros niños para que sepan firmar en la cola del paro, donde los continuos cambios de libros de texto se amparan en calidad de la enseñanza y no en el mercantilismo.
El mundo seguirá girando en torno a las mentiras, pero al menos en septiembre volverán los ensayos que pese a que en las tablas del Falla se canten demasiadas mentiras al menos siempre habrá algún grito reivindicativo, algún piropo sincero, algún trozo del alma de un gaditano cansado de tantas mentiras. DIARIO Bahía de Cádiz