Se vienen las noches, se pasan los días y la furia independista catalana continúa en sus trece. Hay que saber leer-entre líneas-a los creadores de opinión del nacionalismo catalán. Vemos con suma realidad que lo que se acaba de romper aquí y ahora, y para siempre, es el gran consenso básico que se estableció justo tras la muerte del general Franco y el inicio de la Transición, es decir, cuando se estableció la Constitución de 1978.
Hemos visto como la mitad de la sociedad catalana permitía como otra parte de de la misma establecía los criterios idearios en cuanto a nacionalismo catalán y este último estableciese las nomas de convivencia de todos los demás. En realidad se trataba por todos los medios habido y por haber que el pueblo catalán, comulgarse con ruedas de molino, las ruedas de molino que maneja el bueno de Puigdemont.
El ex presidente del Parlament Catalán, señor Puigdemont, con cierta habilidad convirtió el error de convertir la charlatanería independentista y nacionalista en hechos legislativos, que al fin y a la postre nos sirvieron para nada. Creo sobre el cielo mis estrellas de mentiras en el firmamento, que cayeron paulatinamente con copos de mentiras y sinrazones sobre la sufrida España, y sobre los españoles que somos sus humildes pobladores. Este buen señor Puigdemont, sin lugar a dudas, soñó despierto cuando manifestó que Cataluña se constituía en una ‘Republica Independiente’, como si fuera tan sencillo crearla-monedas, banco catalán, economía propia-, dentro de la Comunidad Europea. Es un personaje en busca de autor… el bueno de Puigdemont.
Con cierta tristeza, y desde el pasado uno de octubre (año 2017), Cataluña dejó de existir, simbólicamente hablando. Dicho de otro modo: da la sanción de que existen dos cataluñas, dos mundos simbólicos, dos mundo sentimentales, dos mundo afectivos…Distantes y ajenos entre sí, que comparten un mismo espacio físico llamado España, la España de los españoles. Este pobre político expatriado-de motu proprio en Bélgica- aún no sabe lo que ha hecho-estoy hablando de señor Puigdemont: Es un personaje en busca de autor… el bueno de Puigdemont.
Me viene a la memoria una carta dirigida por Joseph Tarradellas a Federico Jiménez Losantos, tras el atentado perpetrado contra éste, en la que se puede leer: “La cuestión lingüística y la solidaridad con los demás pueblos de España son los dos problemas fundamentales que si no se enfocan justamente van a producir situaciones difíciles, corriendo el peligro de que se destruya nuestra convivencia para siempre. Respeto y entiendo, señor Pigdemont que poseía la “llave maestra “para la gobernabilidad de Cataluña dentro de la Nación española (insisto en lo de España aunque no esté de moda hablan de ella y nombrarla), que piense como nacionalista catalán, pero todos esperábamos que cumpliese como español. No pida usted “el oro y el moro”-ya tiene su Estatuto para su autonomía. Que ya es grande por sí misma, y acuérdese de la comunidades más pobres, donde hay que garantizar servicios mínimos, lo que no se ha hecho hasta a la fecha: dígame que hacemos con las comunidades con habitantes más jóvenes que reclaman servicios de educación, viviendas al alcance de sus bolsillos, trabajos…Y por último explíqueme que soluciones se darán a las autonomías más envejecidas que requieren mayor asistencia sanitaria.
Cierto es que la violencia siempre produce dictadores en este mundo de Dios-el Dios de todas las religiones-, y la bondad y señoría producen ‘Señores’ en el mundo entero.
Los independentistas catalanes quizá hayan creado la ‘mayor estafa política de la historia de los pueblos civilizados’. Y esto es así. Nadie es profeta en su tierra y, por añadidura, no iban a serlo los propios catalanes en la suya. Puigdemont, Junqueras, Forcadell…que forman toda una pléyade de arrepentidos, se presentarán en la próximas elecciones de 21D-em la Comunidad Catalana, para mal de los habitantes de esta última, quienes forman parte del pueblo español: así de claro. ¡Qué estafa!, la declaración unilateral de la República de Cataluña
Quiero exponer las declaraciones de ciertos políticos catalanes después de aplicar el artículo 155 de la Constitución española de 1978, por parte del Ejecutivo español, presidido por Mariano Rajoy. Puigdemont: “Es posible una solución diferente a la de la independencia”. Sergi Sabría: “El Ejecutivo catalán no está preparado para desarrollar la República. Forcadell: … “¡Ay señoría!, todo era una broma”.
Creo en el Liberalismo Político que siembre de ideales firmes y verdaderos las mentes de nuestra juventud, que es el futuro del mañana. Si creo, y siempre he creído, en el liberalismo político que fomente la actividad económica en todas sus formas. Si creo, y siempre he creído, en el liberalismo político donde todas personas sean iguales ante la Ley (suprimiría los aforados), y donde exista fehaciente una democracia libre con división de poderes (el poder judicial libre, en el amplio sentido de la palabra). Si creo, y siempre he creído, en el liberalismo político que defiende a “la familia” como cota superior de la vida asociativa: matrimonio hombre/ mujer, uniones de contratos sentimentales hombre/ hombre, uniones de contratos sentimentales mujer/ mujer, parejas sentimentales… En todo esto creo y mucho más. El concepto de deber y amor debe supervivir en todas las relaciones humanas. DIARIO Bahía de Cádiz