Fueron un montón de luchadoras, un montón de buena gente hartos de tanto hijo de la gran puta que demuestra su hombría pegándole a una mujer. Pero, ¡qué estéril resultan las manifestaciones, qué vacías, qué inútiles!
Es verdad que a veces no te queda más remedio que sacar la cabeza por la ventana y dar un grito ante tanta injusticia, pero por desgracia esa voz durará poco y aun a menos interesará.
¿Qué se pretende con una protesta? ¿Un cambio de ley? A menos que sea la del talión, no creo que en nada reprima a tanto tarado para los que vuestra vida no vale una mierda.
El cambio, debe venir desde la educación, pero no solo masculina donde se ha de enseñar que nuestras compañeras, madres, hijas, hermanas, amigas… nuestras iguales y a la vez diferentes, en eso radica la hermosura, han de ser respetadas y cuidadas, este es el camino que se vende, el fácil, el que luce.
Pero solo es la mitad del trayecto, la otra, la más abrupta, está cubierta por sombras, oscurantismos de “lo políticamente correcto”. La lección que han de aprender las mujeres, que se olviden de cuentos: el borracho, el degenerado, el que es fanático de una religión donde ellas son basura, el drogadicto, el que por su cultura aun permanece en el siglo dieciséis… ese no va a cambiar, por mucho que tú te enamores de él, que a lo mejor se pone una careta de educación, pero amigas mías, los antifaces se caen, no se sostienen mucho tiempo, a la mínima dificultad, su verdadero rostro saldrá a la luz.
Esa es la parte más complicada, donde nos despojamos de tanta hipocresía social y se les restriega por la cara, que los príncipes azules no cambian, que la “Bestia, sigue siendo un animal, y por más Bella que se encuentre a su lado, añora sus garras”, que el amor no todo lo puede, ya que no derriba muros asentados durante años.
Esa lección, es la que está resultando cara, a las víctimas, a los familiares, a la sociedad… alguna vez hemos visto como una pareja de ancianos con enfermedades terminales, acaban uno con la vida del otro y ahí el “asesino” nunca falla en su suicidio, no tienen para tirar y eligen despedirse juntos. Los que al final nunca se van son los otros, los que nunca os han querido, os han poseído, como se tiene un coche, una moto, para ellos sois una máquina de parir, una muñeca hinchable o una sirvienta.
¡Por favor abrid los ojos! Esos nunca cambiarán, sed sensatas o cuando os deis cuenta puede ser demasiado tarde. DIARIO Bahía de Cádiz
Y esas letras de algunas canciones, mitos románticos, por ejemplo: «esa chica es mía, mía, mía» o » sin ti no puedo respirar».
Esa chica no es tuya ni de nadie, hombre.
Sin él sí puedes respirar, y a lo mejor hondamente.
No digo que se veten este tipo de letras, pero cuidado con creérselas.