Si vas al Peñón debes cuidar tus bolsos y bolsillos, allí están los monos de Gibraltar que, como puedan, te meten la mano y te despluman sin compasión, macacos creo que son, pero igual los encuentras en muchas partes del mundo, famosos son también los que comparten hábitat con turistas y peregrinos en los templos de la India. Luego ya les hacen medio dioses, o dioses enteros y los llevan a los altares de la veneración popular, fíjate tú qué cosas, que diría Pepe Pettenghi.
Aparecieron hace tiempo otros monos, me da la impresión que son mandriles, su culo pelado y fuerte onanismo los delatan -se parecen a aquellos monos del foso de la casa de fieras del Retiro- pero estos en vez de robar los bolsos y bolsillos de turistas llevan una tarjeta de plástico en la mano.
Forman parte del poder -no, no les voy a llamar casta que se me cabrean-, o al menos eso se creen ellos, ya que me da la impresión que sólo son encubridores malandrines del auténtico poder que, por un trozo de plástico son capaces de dar cobertura a los desmanes de los Ratos y Blesas a la vez que cantan, sin ningún pudor, la Internacional. Y si, son esos mandriles malandrines nombrados por PSOE, IU, CCOO y UGT en Caja Madrid, Bankia… Y es que si los ladrones institucionales siempre me producen asco, estos me hacen vomitar directamente.
Me sorprende, relativamente, eso de las expulsiones sumarísimas, que sí, que me parecen bien, pero… ni me creo que los responsables de su nombramiento no supieran el esquema de funcionamiento mafioso, ni del sentido de su voto de apoyo a la cúpula de la entidad bancaria. Ni me creo tampoco que no preguntarán de dónde salía el dinero que un determinado consejero utilizaba cuando pagaba actos del partido con la famosa tarjeta negra. Aunque también puede ser que el síndrome de Ana Mato de no ver los coches en su garaje esté más extendido de lo que nos creemos. En el fondo pudiera ser que tras la pretendida contundencia se esconda una especie de cortafuegos.
Han sido dos empresas punteras en la gestión de Recursos Humanos, Google y Apple, quienes han señalado el método para compatibilizar la realización profesional de las mujeres con su realización personal -congelen la segunda que ya habrá tiempo más adelante- han dicho, de este modo entienden que facilitan la conciliación de la vida profesional y familiar o personal. De igualdad, de nuevas relaciones… mejor no hablar.
Aunque si comparamos esa medida con la del concejal pepero madrileño, que se sube al carro de ser sincero y luego con decir, eso si muy borbónico –lo siento, me equivoqué, no volveré a decirlo- relega a una trabajadora que decide ser madre, parecen medidas hasta feministas. Y Sr. concejal, sólo una cuestión, se trata de conciliar la vida profesional y personal, es eso lo que tiene usted que asegurar, su confusión al hablar de conciliación personal, sólo denota que esta usted más cerca de la prehistoria que del siglo XXI, posibilite usted que la trabajadora compatibilice ser madre con su trabajo, que seguro ella “compatibilizara” su vida personal.
Pero puede que la idea de congelar cosas, o, mejor dicho, gente, no sea tan mala, meter a los mandriles malandrines en un congelador, ponerles al lado de Walt Disney, y dentro de trescientos años ver que hacemos con ellos, no estaría mal, al menos nos evitaríamos el fuerte olor a podrido. DIARIO Bahía de Cádiz