Si las palizas no fueran suficientes, quedan los insultos que no son más que palizas verbales. Lo de Bimba Bosé tiene un nombre para la historia cotidiana que se nos quedará gravado para vergüenza nuestra. No somos Ángeles sino más bien payasos, con muy mala leche.
Me gustaría ver las caras y hablar con los que han insultado o agredido, con cada uno de los que se atreven a jorobar la vida de otro solo por el hecho de hacerlo, vanagloriándose de ello.
Hace mucho tiempo conocí a alguien que se dedicaba a hacerlo- vía postal-mandando cartitas insultantes aderezadas con fotos obscenas.
Ahora el mundo ha dado una vuelta de tuerca y tenemos internet- no para consultar bibliotecas, que se puede, ni para hacernos un master on line que también se puede- sino para mandarnos mierdecillas de pájaro, vía emoticones. No se pude caer más bajo. Se nos dice especie elegida, no sé por qué exactamente, lo mismo porque nos cargamos el planeta, jorobamos a los afines y a todo lo que se menea, para comérnoslo, comerciar con su carne o vida, de una u otra manera.
No tengo demasiada esperanza en gente que barrena sin que el otro pueda defenderse, que pegan en jauría o se meten rayas sin pelo y después conducen- tan tranquilos- un autobús escolar, lleno de niños.
Me imagino que a estas alturas de mi vida ya debería estar curada de espanto, pero no, supongo que porque -como Pinocho- navego por mares tormentosos en el vientre de una ballena.
Si se comercia para prostituir, se amenaza y extorsiona, se trae y se lleva género humano como ganado y se les introduce en los países de cualquier forma -a riesgo de ser carnaza de tiburones- qué podemos creer que pasa, por ejemplo, en los institutos.
Nos da exactamente igual porque nos queda muy lejos. Todo absolutamente todo nos queda ajeno, aunque pase en la puerta de la esquina. Eso sí para odiar, para insultar sin que nos pase nada, para meternos en la vida de los demás o hacerles daño, cogemos número en la cola y machacamos, vituperamos y nos gozamos en ello, que no hay como pollito nuevo en el corral -que destaque -para que todos los demás quieran atacarle. Lo de Bimba Bosé no tiene nombre más que el de bajeza porque insultar a alguien que ha muerto es miseria, pero hacerlo por su condición sexual, por su vida o por la libertad con que la gozaba es innombrable. Pegar a una menor a la puerta de una discoteca porque es diferente, en mansalva a patadas, sin que pueda defenderse. Criticar con permisión, humillar y hacer daño como los acosadores en los institutos. Innombrable. Quiero echármelos a la cara y preguntarles por qué son tan miserables, por qué cuando existe el arte, la religión, la cultura, la lectura, y sobre todo, la humanidad a la que han dado la espalda y escupido en la cara.
No lo entiendo, es vida gastada en el vertedero. Vida muerta la de la madre del conductor que dio positivo en cocaína mientras iba conduciendo. No lo culpa por llevar a criaturas inocentes a la muerte segura, sino que encima dice que lo hacen todos en los fines de semana como si fuera ir a la biblioteca a estudiar oposiciones. Orgullosa especie maldita por sus malos instintos, que destruyen obras de arte que otros levantaron con sudor y sangre, creadores de armas que podrían devastar éste y otros mundos millones de veces, contaminadores de cielos plagados de satélites para consumir, para entretener vacías mentes.
Perdonen que esté tan áspera pero me han dado una patada en el alma, devastando la poca esperanza que me quedaba. El cielo no es menos azul pero veo más gaviotas comiendo bocadillos abandonados en el recreo por niños malcriados, que lo mismo mañana vejan por internet, apalean o se drogan, sin importarles nada. DIARIO Bahía de Cádiz