En un capítulo de una de mis series favoritas, hacían una crítica sobre los niveles de sensibilidad en la televisión. En él se ironizaba con unas supuestas boyas hundidas en las profundidades del océano que representaban dichos niveles; entonces, un personaje muy conocido por el cine norteamericano se encargaba de encontrarlas y elevarlas a su cauce normal.
Usando ese símil tan gracioso, ¿no creen que en cuestiones de machismo dichos niveles se han subido demasiado? Vamos a ver, sé que me estoy metiendo en un campo de minas y que quizás alguna me estalle inmolándome para nada… Pero allá voy.
Estoy completamente en contra de la violencia de género, tanto de un lado como del otro. También estoy totalmente convencido de que esto se evita con una buena educación. Sé que durante la historia de la humanidad la mujer siempre se ha encontrado en papeles no protagonistas, siendo objetos del cabeza de familia o bien sin los mismos derechos que el hombre.
Las leyes de hoy en día se supone que regulan el tema satisfactoriamente. La educación en los centros está mirada con lupa para que sea de gran calidad y poco a poco debe ir erradicando las malas praxis que queden en casa del prójimo, si las hubiera. Si mal no recuerdo, hay un día para celebrar a la mujer… Cosa que opino como con San Valentín y los demás “Días de…” Creo que es algo que se debe tener presente siempre.
Ahora bien, ¿por qué nos tiramos las manos a la cabeza con cualquier cosa? ¿No estamos satirizando demasiado? ¿Es violencia decir que todo es violencia? No entiendo por qué cada vez que una persona con pene dice algo referente a una persona sin pene se mira de todas las formas posibles por si acaso está haciendo apología del machismo. Por si puede hacer daño a alguien.
¿Por qué no se dedican a erradicar los programas de salsa rosa? Esos hacen daño a cualquier sensibilidad. Se mofan y acosan a “famosos”, de religiones, de otros programas y venden a las personas como iconos sexuales o bufones.
¿Por qué nos seguimos riendo si decimos que una mujer pega a un hombre? ¿O si una pareja del mismo sexo se agreden nos resulta increíble? En caso de mujer contra mujer, ¿quién iría a la cárcel? ¿Y de hombre contra hombre? Nos partimos la caja.
El otro día era un cura que decía el ejemplo más elocuente, nótese mi ironía, a unos niños que iban a hacer la comunión, pequeñajos que últimamente saben y dicen cosas más grandes que cualquiera que esté en la juventud. No obstante, volviendo al perfil idílico de infante, quizá no fuera el mejor ejemplo para dicho acto. Ahora bien, ¿era erróneo lo que intentaba decir? No.
Ahora la sociedad está más enferma. Nos matamos por una miseria, cualquier excusa es perfecta para tocar el claxon del coche. Cualquier acción en un partido de fútbol es idónea para insultar al árbitro o al contrario. Un empujón es un prefacio sinigual para una pelea. Y sobre ese tema… Ya sabemos la triste realidad. Entonces, ¿se equivocó en sus palabras ese orador? No. ¿En el lugar? Sí.
Sobre Arias Cañete… ¡Ni qué decir de ese personajillo tan adorable que nos intenta vender la fábrica del albatros! Estamos hablando de una ideología, eso es ya más profundo. Si es cabeza de serie de un partido político, será por algo, ¿no?
Ahora bien, no chillemos como nenas por ello. La oposición se ha tirado como hienas en celo para ganar ventajas sobre una derrota más que anunciada. Yo he escuchado cosas peores en las sesiones del parlamento y aquí nadie ha dicho nada.
¿Me van a venir los cuatro gatos a darme clases de moralidad? No son capaces de hacer una sesión sin chillarse unos a otros, sin interrumpirse, sin soltarse sandeces típicas de patio de recreo… Y palabras peores contra la mujer.
Lectores, ¡estamos intentando cambiar hasta las expresiones! Que no crea el ladrón que todos somos de su misma condición. Yo no margino a nadie por una letra, como tampoco voy a ser peor persona porque un bobalicón diga algo por la televisión… Eso se llama tener educación.