Primero fue Pablo Iglesias el que criticó la Transición política que hicieron los viejos. Ahora es Albert Rivera el que apuesta por la juventud divino tesoro para regenerar España aunque después haya tenido que matizar sus declaraciones. Yo las entendí desde el principio: la regeneración deben hacerla los no contaminados por la corrupción, sobre todo los jóvenes pero no se descartan a los mayores que no meten la mano en el cepillo laico.
Sin embargo, como a las personas mayores no se nos puede recordar que somos mayores o viejas porque nos enfadamos, a mí estos dos Jóvenes Aunque Suficientemente Preparados (JASP) me están tocando desde hace tiempo mis conspicuas pelotas, ya en regresión pero peleonas todavía.
No me importarían estas posturas de JASP si no fuera porque eso de JASP es un concepto contradictorio en sí mismo como se comprueba empíricamente en sus propios promotores políticos, en este caso. Los dos han ido reculando en sus principios a lo Groucho Marx por falta precisamente de experiencia y por ambición. Iglesias ha pasado de criticar a la casta a ser casta y entrar por el aro y Rivera es un PP con cara aniñada. Ambos, como se sabe, no son de izquierdas ni de derechas, han inventado la rueda y al final la solución de Iglesias pasa por una banca pública y por impuestos a gogó, o sea, el PSOE de los setenta y ochenta o el SPD alemán de los setenta o puede que ni eso.
Hay manía con los viejos. Franco la tenía agarrada con los masones y los comunistas y estos con los viejos. Claro que el asunto no es nuevo. En la famosa Transición le compusieron al grupo Jarcha la canción Libertad sin ira que aludía a que “dicen los viejos que este país necesita mano dura”. Se referían a los fascistas y a otros viejos no fascistas que ejercían su derecho a opinar pero es que desde 1976 hasta la fecha el derecho de opinión y de llamar a las cosas por su nombre, en España ha ido sufriendo las presiones de múltiples cenáculos de franquitos disfrazados de progresismo y, tacita a tacita, nos encontramos ahora con una cafetera llena de la ortodoxia de la ignorancia. Como decían los fachas de la guerra civil, que nos den café, mucho café.
Los regeneradores de España en el siglo XIX y comienzos del XX no eran jóvenes sino gente con un bagaje ilustrado detrás y con sus años encima. Pío Baroja, Unamuno, a su estilo; Antonio Machado, Valle Inclán, Azorín, Ortega… Intelectuales que se mojaron las posaderas. Pero ahora Iglesias le dice a Monedero que es que no vale para la política porque es un intelectual. A los intelectuales les ha ido mal en política y, si no, que se lo pregunten a Sartre o a Marcuse, Semprún, Benjamin… Sin embargo, la casta, como cualquier país, necesita cerebros libres. Iglesias es listo y por eso está arriba, el mundo es de los listos que a veces se dan el trompazo, por listos demasiado listos o por ignorantes que se creyeron listos.
Por último, voy a decirles algo a los JASP que supongo que sabrán, sobre todo mi colega el profesor Iglesias. ¿Habrán mirado bien a su alrededor estos defensores del fruto incipiente? ¿De dónde proceden ellos? De las movidas promulgadas por nonagenarios que han debido alzar la voz en vista de que los jóvenes estaban amodorrados. Sentada la premisa de que hay jóvenes terriblemente válidos pero no preparados –que por cierto, suelen estar deprimidos ante lo que ven-, ¿han visto los JASP políticos lo que hace la generalidad de los mozos y las mozas que nos circundan? Ya no se venden por un plato de lentejas sino por una tapa o un piscolabis. Y como les quites el Smartphone hay que ingresarlos en un centro de desintoxicación. Puede que ésa sea una de las razones por las que Iglesias estime que las palabras de Rivera son una estupidez, además de agradecernos a padres y abuelos los servicios prestados.
Tal vez Rivera también sepa todo esto. Como él mismo dijo, Suárez trajo la democracia (que no fue Suárez sino la geopolítica), González aportó la modernidad siguiendo órdenes de USA y de los USA europeos, es decir, Alemania (o sea, reconversiones, privatizaciones, Otan y UE). Aznar se hizo la foto con los que siempre ganan y ahora el gran Rivera debe rematar la faena: idiotizar del todo al país, agringarlo, meterlo en el mundo del TTIP y luego preguntarle a alguien ya mayor y con muchos palos encima lo que le preguntó esa estudiante pavona al periodista protagonista de la serie The Newsroom: “¿Puede decirme por qué América es el mejor país del mundo?”. Y el periodista le respondió con argumentos de lo contrario para concluir espetándole en la cara: “No me cabe duda de que representas a la peor generación que hemos tenido”.
Lo dije antes: a los mayores no se nos debe llamar viejos o creer nosotros que nos están definiendo así porque entonces puede que algunos digamos que estos JASP de hoy no tienen ni media bofetada dialéctica pero dan el pego con las nuevas exigencias de mercado: inglés, conocimientos amplios de informática, masoquismo, palabrería y vocación camaleónica. DIARIO Bahía de Cádiz Ramón Reig