El Día Mundial de la Libertad de Expresión es otro de los elementos que deben existir pero no son útiles ni responden a la verdad. Es como el día mundial de la paz, la ONU, el defensor del lector o del receptor o como el apéndice intestinal, ahí que los tenemos porque es mejor que estén a que no estén, queda democrático y el apéndice nos dice que venimos de una evolución, no del barro. Pero la libertad de expresión no existe porque eso es como madre que no hay más que una y o tienes o no tienes.
Todos los años dale que te pega con los días mundiales de esto o de lo otro, ¡qué aburrida se vuelve la vida con los decenios y a la vez qué divertida!, ¡sólo falta el día mundial de las casas adosadas! Hace poco le ha tocado su onomástica a la libertad de expresión y de nuevo ha salido a la palestra Reporteros sin Fronteras (RSF), una organización con un lado oscuro de narices en cuanto a su financiación que cree que la libertad de expresión es casi en exclusiva asunto de los gobiernos y de las organizaciones criminales. Pero no, en los medios de comunicación –si no en uno, en otro- a diario se atenta contra la libertad de expresión del periodista y no precisamente en los países dictatoriales sino en las democracias. Es evidente que en las dictaduras la libertad de expresión o es escasa o no existe pero eso no hace falta que me lo diga RSF, lo que debería hacer desde su fundación en 1985 por Robert Menard –que ha pasado de ser izquierdista a simpatizante del Frente Nacional de Le Pen- es investigar las coacciones que las estructuras de propiedad suponen para el periodista y para los derechos ciudadanos. Hoy en el mundo mandan dos factores: la banca y los fondos de inversión o capital riesgo. Las firmas Vanguard, Black Rock, JP Morgan Chase, HSBC o Paribas, entre otras, lo mismo invierten en un grupo mediático que en una empresa de armamento, algo que no es nuevo pero que RSF relega a un lugar secundario.
La falta de libertad de expresión y el adoctrinamiento están presentes en los medios, sobre todo en los españoles. Unos me adoctrinan a favor del PSOE más conservador al tiempo que van de progres, otros del PP, quitándole hierro a su corrupción escandalosa, algunos digitales me lanzan el discurso monocorde de que el capitalismo neoliberal es muy negativo, es decir, como decía Balzac en el siglo XIX en referencia a la prensa parisina, hay quien todos los días escribe el mismo artículo. Lamentable y cómico. Es la libertad de inexpresión que no informa: vende al gusto del consumidor. DIARIO Bahía de Cádiz Ramón Reig