Incluyo en mi artículo de hoy uno de los cuadros que ha suscitado las iras de los gerifaltes que manejan el feisbuk. Conozco a su autor, Eduardo Martínez Güela, desde hace muchos años, puesto que hemos sido compañeros de trabajo en el Real Instituto y Observatorio de la Armada en San Fernando (Cádiz), hasta que a él, recientemente, le llegó el momento de la jubilación. Se ocupaba de la relojería; y esas mismas manos, esos mismos ojos que se dedicaban a realizar las tareas de precisión que requieren los relojes mecánicos para su ajuste, son también los medios de los que Eduardo se sirve para crear obras de arte como la que ustedes pueden contemplar junto con estas letras.
¿Le resulta esto ofensivo a usted? Ayer, Eduardo tenía un cabreo mayúsculo porque había recibido un aviso de la dirección del Facebook en el que se le conminaba a retirar esas imágenes, pues podían resultar ofensivas para los usuarios. De esta forma, los del feis le impiden a Eduardo el uso de su red social como una improvisada galería de arte, que es en lo que se había convertido su página, y a nosotros disfrutar de su obra. Se trata de algo, desde luego, que resulta de todo punto incomprensible: prueben ustedes a teclear porno en el recuadro de búsqueda y verán lo que hay ahí metido. De todo, menos arte. Y no es que yo esté pidiendo aquí que esas páginas se retiren. Lo que pido, en cualquier caso, es que no se retiren las obras de Eduardo.
Naturalmente, estoy de acuerdo con la necesidad de proteger a la infancia y a la juventud de ciertos contenidos. Quizá deberían acceder a las redes sociales sólo los mayores de dieciocho años. Es verdad que se trata de una cuestión complicada porque estamos hablando de una red de alcance mundial y la consideración de la mayoría de edad es distinta legalmente en cada país. Pero mientras haya páginas de prostitución, pornografía, peleas de perros y fotos de maltratadores jactándose de sus fechorías no veo cuál es la necesidad de retirar del Facebook las obras de Eduardo.
Lo que resulta evidente es que esta red social no está a la altura de Eduardo Martínez Güela. Facebook es un sistema de espionaje mundial con el que la CIA o el KGB nunca habían esperado contar ni en sus mejores sueños, y con el que colaboramos, más o menos ingenuamente, todos los usuarios que participamos en él. Hace un par de años, Facebook trató de silenciar al bloguero búlgaro Bogomil Shopov después de que este denunciara que la red social vendía datos privados (1). Ese es el mundo en el que vivimos y tal es la realidad de esta red, bajo la que subyace un lucrativo mercado negro de información. Y la cuestión de la censura está bien presente en esa realidad; desgraciadamente, el caso de Eduardo no es un hecho aislado sino un capítulo más en la historia de este Gran Hermano moderno. En Facebook se censura todo, desde chistes (2) hasta fotografías de madres dando el pecho a su bebe o del beso lésbico de una usuaria.
¿Le resulta esto ofensivo a usted? Me refiero a la censura, no a los cuadros de Eduardo Martínez Güela.
(1) Fuente: ELMUNDO.es/Efe (27/10/2012). “Facebook trata de silenciar a un bloguero que destapó un escándalo de venta de datos”. En: http://www.elmundo.es/elmundo/2012/10/27/navegante/1351340047.html (página web consultada el día 3/07/2014).
(2) Fuente: El Mundo/Efe (14/06/2012). “’El Jueves’ denuncia censura en Facebook”. En: http://www.elmundo.es/elmundo/2012/06/14/comunicacion/1339695689.html (página web consultada el día 3/07/2014).