Entonces, ¿en qué quedamos? ¿Irán o no irán en el futuro los concejales de los distintos ayuntamientos del solar patrio a la procesión de la Virgen de lo que sea? Porque el invento es muy acertado: el día 15 de agosto, en España es el Día de la Virgen y ya que cada cual le ponga el nombre que quiera, variaciones sobre un mismo tema, o sea, una especie de politeísmo monoteísta en femenino.
Aquí en mi pueblo la llaman la Virgen de los Reyes y celebramos que Fernando III, apodado El Santo, conquistó Sevilla a los moros malos en 1248 llevando una imagen de la Virgen en la montura de su caballo. A Fernando III aún lo conservamos como cuerpo incorrupto, Sevilla tiene varios cuerpos incorruptos porque ya se sabe que cuando se trata de santos o beatos estamos ante cuerpos incorruptos y cuando nos hallamos ante Tutankamón o Lenin nos enfrentamos a momias. Es la diferencia entre estar con los buenos que tienen la Verdad o situarse en el lado de los paganos y ateos.
Comprendo el lío que se ha formado con ir o no ir a la procesión. Primero, la Constitución del 78 habla de Estado aconfesional pero también cita expresamente a la Iglesia Católica como religión preponderante de los españoles. Hay libertad de culto pero no cita a los moros ni a los judíos ni a los evangelistas que tantos clientes le están arrebatando a la Iglesia. Menciona en exclusiva a la Iglesia Católica, es la exigencia que la Iglesia y los más conservadores (Tarancón, Fraga) colocaron encima de la mesa a la hora de elaborar una constitución lampedusiana que lo mismo sirve para un roto que para un descosido.
Como no se hizo borrón y cuenta nueva en 1978, aquí estamos aún discutiendo en clave decimonónica, por lo menos. Y si no se hizo borrón y cuenta nueva en 1978 es porque eso se tenía que haber hecho desde el siglo XVII en adelante para no llegar a estas alturas con un PP repleto de meapilas y fascistas –que a buen seguro estorbarán a los liberales y neoliberales que también hay dentro- y con un PSOE que ahora quiere ir de progre, se alía con los que quieren ser rojos aunque al final se rajen –como Tsipras- y luego cae en crisis porque sabe que en España gana las elecciones quien consiga unos votos que van del PP al PSOE como un columpio. El PSOE se columpia entre su Pablo Iglesias y el Pablo Iglesias de Podemos y además coquetea con Ciudadanos después de haberlo hecho con el mismo PP y lo sigue haciendo en nuestros días sólo que por medio de Ciudadanos que es un partido menos tosco o al menos así se presenta.
Qué culpa tendrá la Virgen de todo esto, los humanos creamos bellas historias para sobrevivir metafísicamente pero luego somos como el cazador cazado en su propia red de fantasías. Y no es exclusivo de España, en Inglaterra ni se puede bromear con estos asuntos, en USA se supone que a alguna religión pertenecerás, puede llegar a la Casa Blanca un negro o una mujer pero no un barbudo porque el electorado lo identifica con un comunista ateo; y en Alemania se pelean a veces por colocar o no unos crucifijos en unas aulas escolares. ¡Pobres diablos! DIARIO Bahía de Cádiz Ramón Reig