Ayer domingo me llamó mi tía Rita. A sus casi noventa años, hace tiempo que se convirtió en una devoradora de lo que se conoce como telebasura, conoce a la perfección a todas las personas, famosas o no, que participan en tertulias, debates, y como ella me ha dicho en varias ocasiones, sabe perfectamente ‘de que pie cojea cada uno’. Mi tía siempre ha sido anarquista, no tanto de los anarquistas con raíces filosóficas o ideológicas, más bien de los que llamo anarquistas vitales, de caracoles picantes todos los primeros de mayo y una admiración casi platónica a Durruti.
– Rita, te noto alterada -la última vez que la noté así fue cuando me llamó después del ‘Tamayazo’ de Madrid, costó avisar al 112 y un ingreso fugaz en el hospital-.
-¿Alterada? más que alterada, hasta el florero, ¿pero tú has visto lo de la anciana esa?
-¿A qué te refieres, a la Duquesa?
-Duquesa, Duquesa, me cago en tos sus muertos, la duquesa rebelde.., viva el circo…, a esa los toros que le gustaban eran esos que ven los señoritos desde la barrera de sombra… por cierto, como le gusta a la felipona -así llama a la presidenta de Andalucía-, eso de inclinar la cabeza ante la nobleza…
-Venga tía, que no hay que alegrarse de la muerte de nadie…
La respiración de Rita se acelera.
-Me estoy refiriendo a la mujer esta de Vallecas, ¿has visto la foto? Qué hijos de perra, ¡una anciana!… pero que nos gaseen directamente, que nos maten a todos de una vez… Carmen, se llama Carmen y es de Vallecas.
-Venga Rita, que no es para tanto, tranquila -Intento cambiar de tercio-. Tía, ¿y qué me dices del pequeño Nicolás?
-De pequeño nada, que ese ya los tiene negros hace tiempo. Con esa caraza de pan, que me recuerda a De la Rosa, aquel empresario de los líos con las Torres Kio. Por momentos creo que nos trasladan veinte años atrás. Recuerdo aquella película de Roldán, su persecución por medio mundo, espías, falsos agentes…, Exuperancia Rapu, los vídeos y Pedro J…, época rara aquella, casi casi tan rara como la de ahora. Eso sí, le llaman estafador, embaucador, farsante. ¿Te suenan a algo sobrino?… Como casi todos ellos, como si fuera una novedad, panda…
-Rita, baja la música que casi no puedo oírte.
-Deja la música en paz, a ver si llega hasta Sevilla y esa tonadillera metida a defraudadora o viceversa -mi tía siempre ha sido más de Rocío Jurado que de la Pantoja, lo que suena a pleno volumen es la versión del Fuego Fatuo de la chipionera-; pero ¿tú has visto? La televisión convertida en televisión cuché, haciendo apología y contándonos las penas de una choriza…, da gusto hijo mío -me dice con ironía-.
-Venga, venga tía, saca tu mejor sonrisa si puedes y desenchufa la tele y la radio…
-¿Sabes qué te digo? Que tienes razón, que con esta manía de ponerles adjetivos a todos, esto parece una película de esas guarras, la rebelde, el pequeño, la cantaora y otras cosas de meter. Ahora mismo me pongo las zapatillas y me voy a la consulta del médico a por mis medicinas, eso sí, me llevo mi insignia de la marea blanca y el aparato ese de música que me regalaste, y mientras me río, pongo a todo volumen a la Jurado, “como una ola…”.
-Cuídate Rita. DIARIO Bahía de Cádiz