“Fue patético el circo montado para coronar a Felipe VI el jueves 19 de junio, no democráticamente sino por derechos dinásticos de cuna. Orquestando y culminando dicho disparate impositor, el bipartidismo formado por las formaciones nacionalistas españolas del PP y PSOE”.
El pasado 2 de junio, el rey Juan Carlos I, comunicó al presidente del Gobierno, su decisión de abdicar en favor de su hijo Felipe de Borbón. Poniéndose en funcionamiento la maquinaria de las castas del corrupto sistema político imperante, con tal extrema urgencia, hasta el punto que, unos días posteriores, su abdicación fue aprobada por el Congreso y por el Senado. Y a las 18,00 horas de la tarde del miércoles 18 de junio, el rey Juan Carlos I, ante el Gobierno español y un representativo grupo de personalidades de diferentes ámbitos oficiales…, en el Salón de Columnas del Palacio Real, firmó su última ley orgánica como monarca, relativa a su abdicación. Siendo refrendada por el presidente del Gobierno, entrando en vigor a las 00,00 horas del jueves, día 19 siguiente.
Hasta el 18 de junio de 2014, los 39 años de reinado de Juan Carlos. Monarca de la dinastía borbónica impuesto por el dictador Francisco Franco. Y que fuera coronado Rey de España el 22 de noviembre de 1975, tras acatar los Principios del Movimiento Nacional fascista de la dictadura franquista. Habiendo acaecido durante su reinado épocas grises para el pueblo español de este Estado Federal encubierto. El que por no tener, no tiene ni himno nacional sino una marcha real representativa. Habiendo Juan Carlos dejado a España, tras su abdicación o jubilación de la Corona y de la Jefatura del Estado, inmersa en una inmensa decadencia monárquica, política, social, económica e institucional…
Monarca abdicado, el que en determinados hechos no ha sido un referente ejemplar, ni transparente para la ciudadanía española. Pero mucho menos para preservar su linaje, por determinadas presuntas conductas poco integras, dignas o decorosas del abdicado. Por ello, al encontrarse dicha institución sumida en los mayores de los desprestigios, Juan Carlos, nos ha colado por la puerta de atrás y sin vaselina a su hijo Felipe.
El Monarca, tras la ceremonia en el Palacio Real de su abdicación. Supongo, que celebraría con una copita o cena, el momento histórico vivido tan importante para él y para su dinastía. Y, posiblemente, vería el partido de la selección española contra Chile, relativo al Campeonato del Mundo de Fútbol que se está celebrando en Brasil. Deseando que, al Monarca, no se le avinagrara lo que comió ni el agua que pudo beber, porque España fue derrotada por la selección chilena por 2 a 0. Siendo eliminada de este mundial en el segundo partido jugado, tras haber perdido también, hace 5 días, con Holanda por 5-1, en su primer partido.
La derrota de la selección española por la de Chile (auténtica Roja), fue un mazazo para los futboleros. Hasta el punto que, mi vecino en la mañana siguiente del partido, (jueves, 19 de junio, festividad del Corpus), lo observé quitando la bandera española que tenía colgada en su balcón. Diciéndole: “No la quites, déjala unos días más, porque hoy van a coronar como Rey de España al Príncipe”. Contestándome: “Ahora están echando algo del Rey en la tele, pero la quito, porque coloqué la bandera para animar a la Selección Española de Fútbol, y no por la coronación de Felipe”.
Esta histórica mañana del 19 de junio de 2014, en Algeciras y en el resto del Campo de Gibraltar, amaneció nublada, pero con una temperatura ideal para disfrutar de nuestras playas. Servidor aprovechó para crear esta tribuna de opinión. Debiéndole indicar, estimado lector, que si con la abdicación del Rey me puse muy contento, al liberarnos muchos españoles de ese regalito que nos impuso Franco. Con la derrota y eliminación de la selección española de fútbol en el campeonato mundial brasileño, no me afectó lo más mínimo. Porque lo que verdaderamente me preocupa, es la alarmante situación económica, política, social, cultural… y de corruptelas en la que está inmersa esta España cañí.
Siendo evidente, para mí, que fue patético el circo montado para coronar a Felipe VI el jueves 19 de junio, no democráticamente sino por derechos dinásticos de cuna. Orquestando y culminando dicho disparate impositor, el bipartidismo formado por las formaciones nacionalistas españolas del PP y PSOE. Habiéndose comportado, tanto el rey Juan Carlos, la Casa Real, los padres del constitucionalismo de 1978, políticos, partidos e instituciones a todos los niveles machistamente. Porque en 39 años de reinado de Juan Carlos y de democracia en España, han mantenido sin ningún pudor, en la Constitución, la supremacía del hombre sobre la mujer en derechos sucesorios monárquicos. Brillando por su ausencia, la igualdad entre el hombre y la mujer. No extrañándome, que muchas calles madrileñas, al paso de la nueva comitiva Real, estuvieran casi desérticas, al estar el pueblo hasta la coronilla de tantas arbitrariedades y privilegios monárquicos y políticos.