“No se pueden imaginar lo que me enerva y malhumora, cada vez que veo la referida atrocidad cometida por esa Petra, tratando a los refugiados peor que a las bestias. Así como, las declaraciones de Javier Maroto”.
En la madrugada del viernes 11 de septiembre del año en curso. Me hallo totalmente perdido en las tinieblas, al no haber realizado durante el sueño, la limpieza adecuada en el disco duro mental. No sabiendo por dónde comenzar a combatir ‘tanto rastrojo descompuesto’ existente en la política europea y mundial, acerca del éxodo de los refugiados sirios, iraquíes, afganos…
Consecuentemente, antes de que despunte el día, al necesitar un soplo de aire fresco. Me visto de senderista y con la mochila a la espalda, llevando lo justo y apropiado. Me dirijo hasta el acueducto de la barriada de El Cobre de Algeciras, para iniciar desde allí, en solitario, la Senda de los Prisioneros. Y nada más ser imbuido por el Parque Natural de Los Alcornocales. Celebro mi decisión tomada, escuchando en los primeros pasos de caminata, el Himno a la alegría del granadino Miguel Ríos. Diciendo parte de su letra “Escucha hermano la canción de la alegría. El canto alegre del que espera un nuevo día. Ven canta, sueña cantando, vive soñando el nuevo sol. El que los hombres volverán a ser hermanos…”.
Al serme tan vitales las sensaciones de paz que recomienzan a calarme. Me brotó desde lo más profundo de mí ser –¡Bendita sea lo que gozo al alba de esta mañana de septiembre!–. Sintiéndome dichoso con los aromáticos olores que me embriagan y acarician. Encontrándome flotando, desnudo y descalzo, con los primeros cantes de los pajarillos que revolotean, de zarzal en zarzal, nada más escuchar mis sigilosos pasos, en este vuelo libre que realizo.
Soñar positivamente, tengo claro que, es beneficiario para la salud. Porque además de Miguel Ríos, Calderón de la Barca escribió: “La vida es sueño y los sueños, sueños son”. Y soñar es lo que hice otra vez por un mundo mejor. Habiéndome guiado las estrellas para consolarme, ante tanta malignidad que nos acecha.
Por ello, como la miel no está hecha para los paladares de las hienas. Hago un brusco viraje con mi estilográfica, al darme repelús al pensar que, están a punto de despertarse en este nuevo día. Sin que las tormentas y riadas provocadas por la gota fría levantina, ni los tifones del Caribe, o sus pestes… Se lleven a más de una junto a su lodo, para que dejen de hacer tanto mal, como el que hace el genocida presidente sirio Bashar al Asad.
No puedo por menos que, llegar al meollo más repugnante de esta tribuna de opinión. Con la actitud de la bastarda reportera húngara del canal de televisión N1TV, Petra Laszlo. Elementa que, ante la gran llegada a su país de refugiados sirios totalmente hambrientos, exhaustos y desamparados… No se le ocurrió otra cosa, a la susodicha mal nacida, que patear a varios refugiados. Zancadilleando a un padre con su hija en brazos, provocando que se cayeran al suelo, mientras era grabada la dantesca escena, por otros colegas cámaras de diferentes televisiones.
Dichas ignominiosas imágenes, han convulsionado al cívico mundo. No descartándose que sea, esa presunta rata de cloaca, denunciada por haber atentado posiblemente contra los más elementales derechos humanos. Y si prosperan las denuncias presentadas contra ella, deberían hacerle un juicio rápido, con todas las garantías procesales habidas y por haber, para que no se encuentre desamparada. Y en caso de ser condenada a pena de cárcel. La podrían mandar a Siria, para que cubra el conflicto bélico como corresponsal de guerra. Y así, redimir su pena, penita, pena…
¡Madre del amor hermoso!, no se pueden imaginar lo que me enerva y malhumora, cada vez que veo la referida atrocidad cometida por esa Petra, tratando a esos seres humanos peor que a las bestias. Pero si su actitud es más que censurable y repugnante. No lo son menos las dantescas, espantosas, infernales y apocalípticas imágenes de los refugiados, siendo aporreados sin contemplación alguna, por la fuerza bruta policial… Y también las vejatorias y humillantes formas de suministrarles la comida, arrojándoles los bocadillos como a los bichos enjaulados…
El vicesecretario de Política Sectorial del PP, Javier Maroto. Al presuntamente patinarle el embrague político, ha vuelto a liarla. Al decir algo así como que, “entre los refugiados sirios que llegan a Europa, hay muchos yihadistas, y son personas que ponen bombas”. Provocando sus declaraciones un gran malestar en España. Aunque, no se quedó solo porque pensaba lo mismo, su compañero el presunto justiciero ministro del Interior Jorge Fernández Díaz.
No percatándose de que, al encontrarse su partido y Gobierno español presidido por Rajoy, en plena campaña electoral de las elecciones Catalanas del próximo domingo 27, y en la precampaña de las generales española… Con el cupo de refugiados a acoger por España ha reculado como las burras en celo. Teniendo la vicepresidenta del Gobierno del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, que salir a la palestra desautorizando a ambas ‘excelsitudes’ políticas, en la rueda de prensa realizada inmediatamente después del Consejo de Ministros, de este viernes. Diciendo, Soraya, “los refugiados vienen huyendo del terror y del terrorismo. Y la misión del Gobierno es proteger su seguridad y la de los españoles”. DIARIO Bahía de Cádiz