Manuel Rubio, don Manuel, nos ha estado acompañando, a los que hacemos y los que leemos DIARIO Bahía de Cádiz, desde hace prácticamente una década. Primero con sus cartas al director, y tras aceptar encantado el reto, aportando cada semana, sin faltar ni una (pero ni una), al variado y nutrido apartado de Opinión del periódico, trabajándose hasta el extremo cada escrito, corrección tras corrección, en cada nueva reflexión, por mejorar no sólo el contenido, sino también su estilo, su prosa, siempre con educación y prudencia. Y con modestia, la del que ansía seguir aprendiendo, pese a la veteranía.
Hace unos días nos comunicaba, con tristeza pero con determinación, que la salud y la edad, 87 años, que no son pocos, no perdonan, y que con pena da un paso al costado al no sentirse en las mejores condiciones para seguir contribuyendo como querría. Con esta última carta, ‘Quehacer demorado’, se despide de todos; y con esta breve reseña, nosotros, el equipo de DIARIO Bahía de Cádiz, hacemos público nuestro sincero homenaje-agradecimiento a tantos años de complicidad altruista, de aprecio y amistad, de implicación con este humilde proyecto… que sabe que, a estas alturas, también es un poco suyo.
Se da la bonita circunstancia de que don Manuel es, posiblemente, el único colaborador del periódico que ha compartido en vivo y en directo dos momentos emblemáticos de este medio de comunicación: en julio de este mismo año, el acto de celebración de los diez años de DBC que organizamos en el centro cultural Reina Sofía (en este mismo edificio, entonces Gobierno Militar, llegó a residir en su juventud, nos confesaba); y en verano de 2006, en el evento desarrollado durante la feria del Carmen en San Fernando en el que presentamos el lanzamiento del primer número (y de momento el único) de DBC en papel. Cómo pasan las primaveras…
Manuel Rubio Cervilla nacía en Granada en el año 1927, aunque reside en la capital gaditana desde 1971. Casado con una isleña, he tenido ¡¡ocho hijos!!, seis, nacidos en Jerez, una en San Fernando y la última, en Cádiz. Una vez alcanzada la jubilación en 1987, este hombre que se auto-define “de ideas liberales, espíritu jovial, amo a la vida”, pudo al fin disfrutar plenamente de su afición a las letras; escribiendo, poesía, cuentos, teatro y relatos breves.
Desde que entró a colaborar en el periódico, se ha tomado este ‘trabajo’, esta rutina, como una nueva motivación, con ilusión, ganas de superarse, y como un esfuerzo intelectual, para que la mente no se malacostumbre. “Solo deseo, que este atrevimiento mío, el de ocupar un espacio aquí en Opinión de DIARIO Bahía de Cádiz, no me lleve a defraudar al lector y sirva al menos, para que, mis ideas y escritos, os entretengan”, afirmaba en su primera columna. Y no ha defraudado, no. Desde entonces, ha escrito para nosotros, para vosotros, alrededor de quinientos artículos, de opinión, pero también anécdotas, relatos y cuentos que hemos ido degustando poco a poco.
Entendiendo y asumiendo la meditada decisión de don Manuel, y como ya se lo hemos expresado en privado, no podemos nada más que desearle lo mejor, que mejore esa salud y ese estado de ánimo, y pedirle que se cuide, se cuide mucho, y que lo cuiden sus allegados. Y recordarle que el ‘buzón’ de DIARIO Bahía de Cádiz siempre lo tendrá disponible para una penúltima carta. Gracias amigo.