Pasó la Semana Santa, cientos de misterios desfilaron por las ciudades andaluzas escenificando la vida del mesías cristiano, un gran espectáculo de patrimonio religioso que hace que las arcas de nuestros habitantes respiren en su agonía, quizás como el último suspiro del cristo de la Expiración. Pero el calvario gaditano dura todo el año y está escenificado a diario en los rostros de nuestros conciudadanos.
Y es que los gaditanos no hicieron una entrada triunfal, aunque lo único que les puede consolar es el haber nacido en una ciudad con unas condiciones climáticas privilegiadas y donde la miseria se tapa con la calidad de vida.
Pero sí, los gaditanos escenificamos muy bien la pasión, porque muchos vivimos sin saber si cada cena será la última porque no tenemos nada con que llenar la nevera mañana, y en todas nuestras cenas recordamos a un traidor o varios, los que juegan con el dinero público con nuestras esperanzas y que se comportan como mafias organizadas, desde Madrid hasta el salón de Plenos del Ayuntamiento de Cádiz. Esos que no hicieron nada para demostrar sus capacidades pero que nosotros votamos y aceptamos. Todos esperamos en el huerto de los olivos que nuestro trabajo y esfuerzo de frutos y suplicamos y oramos al Dios que nos han impuesto para vivir, el capital, el que todo lo domina, porque venga a nuestros bolsillos y nos de tregua una semana más. De ahí, al prendimiento hay un paso, esa acción en la que los opresores intentan destruirte tus sueños con una subida de impuestos, con la tasa para autónomos, con negarte la ayuda familiar, con rebajar tus condiciones salariales… la vida misma.
Aquí empezamos nuestro calvario particular, primero se burlan de nosotros y de todo intento de conseguir nuestros derechos, mintiéndonos como cuando a Jesús le pusieron la corona y la túnica púrpura. Te hacen creer el centro de sus preocupaciones para luego escupirte y hacerte cargar con una cruz durante toda tu vida. La cruz puede tener muchas simbologías, desde llegar a fin de mes a comer mañana. Desfilamos con nuestras cruces, o nuestros carros de comida delante de los comedores sociales mendigando un cacho de pan, y por último llegamos al monte del calvario, no sin antes dejarnos azotar una y otra vez por los casos de corrupción de gente que vive como reyes, pero que quieren ser emperadores. Como siempre cada día, los Pilatos, responsables directos de nuestra muerte, se lavan las manos.
El monte donde se van nuestras esperanzas cada cuatro años, cada promesa incumplida es un clavo, cada puerta cerrada, o despido, otro, y cada desahucio una lanzada en el corazón de un pueblo maltrecho. Nos lloran las magdalenas, quizás esa gente que es capaz de manifestarse por nuestros derechos pero que nunca son escuchados.
Por último llega nuestro entierro, que llevamos padeciendo muchísimos años, el hospital sin realizar, la destrucción de nuestro patrimonio, Tabacalera, Astilleros, Delphi, el pequeño comercio, cada negocio que cierra es nuestro velatorio, cada oportunidad perdida, más arena en nuestro sepulcro.
Queda un paso importante en la pasión, el más importante, y el que daría sentido a todo, pero todavía a Cádiz y a los gaditanos, nos queda mucho para resucitar, y como ese mesías (independientemente de que existiera o no), sólo podemos hacerlo nosotros, desde abajo. DIARIO Bahía de Cádiz
Es un gran artículo. Me ha encantado. Habla de la pasión de cristo basado en las cosas de Cádiz. Este artículo es muy bueno
Moi, si haces más artículos así de buenos, tecseguiré. Me has ganado, tio