¡Cuidado, Ramón! Si vas a escribir sobre Israel y los palestinos ve con pies de plomo. Fíjate cómo lo hacen los voceros del sistema: hablan de violencia entre israelitas y palestinos, hablan de la violencia en Gaza, utilizan como fuente primaria de información las ideas de Obama que predica desde Estados Unidos, no tienen más remedio que hablar de muerte de inocentes pero casi equiparan un cohete semicasero a un ejército armado hasta los dientes por los propios Estados Unidos y auxiliado por empresas y bancos privados occidentales. ¡Cuidado, Ramón! Que aún hay estados con patente de corso, que hay países donde te encarcelan por exclamar mientras estás comiendo: “¡Estas judías son dignas del mismo Jehová!”, como le pasó a aquel personaje de la película La vida de Brian, el hombre estaba alabando la forma de cocinar de su señora y lo acusaron de blasfemia y lo lapidaron.
Recuerda, Ramón, cuando escribiste en tu libro Dioses y diablos mediáticos que el mundo estaba en paz con los judíos, que si ellos fueron víctimas de una barbarie infame, con los años han ido desquitándose no sólo controlando gran parte de la industria financiera mundial, la reserva federal de los EEUU, numerosos medios de comunicación, estudios de Hollywood desde los que nos lavan el cerebro con sus películas distraídas pero absurdas, sino también masacrando palestinos. Recuerda que entonces te llamó una insigne escritora y te tuvo una hora al teléfono para decirte que se disponía a publicar una reseña de tu mentado libro en un suplemento cultural de un diario de Madrid pero que al leer esa frase no pensaba hacerlo. Y te lanzó una serie de acusaciones de antisemitismo, de que tu frase estimulaba a matar judíos… Ella era simpatizante israelita (como tú lo eres pero los árboles no la dejaban ver el bosque) y te aplicó un castigo a pequeña escala aunque a ti te importara un pimiento que hicieran o no la reseña, tú quieres escribir lo que estimes oportuno y ella que actúe como crea oportuno.
Piensa en una de las cartas que te acaban de llegar por la Red, de esas de los progres que piden las firmitas de solidaridad, esta vez para que se le apliquen castigos económicos a Israel. Los débiles y pobres progres que nadan y guardan la ropa, que son como esos católicos que van a misa los sábados y les sirve para el domingo –que es el día de fiesta que guardar- y ya se van con la conciencia tranquila, ignorando siempre aquello que dijo su guía espiritual: yo no he venido a apagar hogueras sino a encenderlas. Como eso puede traer problemas, mejor ser bombero que pirómano. Ese tipo de amor incendiario lo dejan de lado porque les supone ser cristianos de verdad y si eres cristiano de verdad te puede pasar como a monseñor Romero en El Salvador.
No tengas en cuenta que grandes genios judíos de la Humanidad que tanto admiras o han renegado de su cultura o sencillamente no la han alabado, no te acuerdes siquiera de que Freud afirma que Moisés no era judío sino egipcio. No pierdas de vista las palabras que te advierten entre líneas contra cualquier tipo de crítica, las palabras oficiales de la Casa Blanca: Israel tiene derecho a defenderse, lo único que debe hacer es tirar las bombas con más cuidado, es decir, eso que se llama operaciones quirúrgicas que, lógicamente, algún daño colateral pueden producir. He ahí la línea a seguir, Ramón muérdete la lengua y no escribas lo que estás pensando porque tú eres un vencido y debes permanecer en tu estudio, en tu manicomio llamado universidad, recluido ahí, conviviendo con la progresía que te invitará en breve a salir en manifestación a tocar el pito, llevar una pancarta y una camiseta de solidaridad. Luego vete a tu casa o tomar una cerveza con caracoles, fírmales sus papelitos y déjate de más jaleos, eso es lo único que quieren y tú tienes la vida resuelta, ¿para qué te vas a meter en follones más profundos?
Ah, y dile a Hamás que se piense bien qué es lo que hace porque si yo tengo enfrente a un tío que pesa cien kilos y yo sólo peso dos pero le estoy tocando las partes bajas me puede dar un sopapo considerable pero como yo me agacho se lo endiñan a los que pasaban por allí. Claro que a lo peor esto es similar a lo que decía Bush: si quieres lograr algo es preciso que mueran personas inocentes, vamos lo de los daños colaterales otra vez.
Ten en cuenta, Ramón, dónde están los disidentes de hoy: ignorados y hasta rechazados por los que se llaman progresistas o en sus casas o refugiados en embajadas extranjeras. Aunque no seas un convencido eres un vencido, da gracias que los mismos que te han vencido –que no derrotado- te han puesto esta herramienta llamada Internet en tus manos pero no olvides que ellos tienen el enchufe y el revólver y pueden callarte para siempre.
Deja que la masacre de palestinos siga, es algo bíblico, es un lujo que sólo puede permitírselo el pueblo elegido, su derecho a defenderse de unos cohetes de feria que sólo hacen pequeños agujeros en el asfalto. Bombas contra petardos y a eso lo llaman guerra. Eso sí, al menos permítete alguna licencia, llama a las cosas por su nombre: masacre, genocidio continuado desde hace décadas, nuevo holocausto… Todo con mucho cuidado, ya sabes que sólo el pueblo elegido y sus protectores tienen derecho a defenderse, ellos llevan a cabo actos de violencia para su autoprotección, cuando actúan de forma similar otros países, pueblos o culturas, a eso se le llana terrorismo, tiranía, invasión, atropello de los derechos humanos… Es el precio que debes pagar como vencido: la resignación, la impotencia, qué te van a contar ya a ti, llevas décadas viviendo lo mismo, igual que te llevaste un tiempo rezando por los negritos o para que los chinitos se convirtieran al cristianismo. Mira, en esto último casi lo logras: se han convertido al mercadismo que es casi igual. No olvides que estás en el bando equivocado, cautivo y desarmado, no olvides que hasta la Virgen de Fátima anunció que Rusia se convertiría y ahí tienes a Rusia, mercantilista perdida aunque un poco osada que nos ha salido.
Tienes ganas de ir contracorriente, es tu seña de identidad, tu pose, pero no hables demasiado sobre la masacre, limítate a firmar otro papelito solidario, ve a las manifestaciones y no te olvides del pito.