Después de la apertura del Curso Cofrade 2016/2017, que tuvo lugar en esta localidad el pasado lunes y tal como anuncié en mi último artículo, hoy comienzo con el presente, que a su vez es la continuación del anterior y…
… Viene del artículo anterior… La imagen que representa su Paso no puede ser otra que la inmensa ‘Soledad’ de la Santísima Virgen, delante de la Cruz vacía y el sudario entrelazado en la misma. Cruz de madera con los nudos en oro cuya antigüedad se le supone con anterioridad al año 1948. Probablemente es el elemento más antiguo y particular de los que procesionan en la ya célebre y renombrada Semana Santa isleña.
Nuestra Señora de la Soledad, luce en su salida procesional el fajín de general y las dos laureadas del Marqués de Varela y de San Fernando -José Enrique Varela Iglesias- mediante donación hecha a la hermandad como cofrade isleño y devoto que fue de esta corporación hasta su fallecimiento en 1951. Devoción sostenida también por toda la familia: su viuda, Casilda Ampuero Gandaria, marquesa de Varela y de San Fernando y su hijo, José Enrique Varela Ampuero, II Marques de Varela y de San Fernando (+) que fue nombrado Hermano Mayor Honorario de la hermandad en 1955 y en repetidas ocasiones ha acompañado a la Santísima Virgen en su itinerario. Y fue el III Marqués de Varela y de San Fernando (a partir del 2014), José Enrique Varela Urquijo, hijo del Hermano Mayor Honorario y nieto del General, quien trajo en mano las dos laureadas de su Abuelo, sin que faltara tampoco la visita de Casilda Varela Ampuero, hija del citado general.
El segundo Paso de Misterio representa la escena bíblica del traslado de Jesús al Sepulcro portados por los santos varones: Nicodemus/o, José de Arimatea, San Juan Evangelista -el discípulo amado- así como las santas mujeres: María Magdalena, María Salomé, María Cleofás y Santa Marta. La hermandad posee además dos magníficas y pequeñas tallas de Santa Ana y San Joaquín de finales del siglo XVII de gran valor y de autores desconocidos.
El Cristo de la Redención fue tallado por el célebre escultor sevillano, Antonio Castillo Lastrcci en 1964 y restaurado por el no menos célebre y famoso escultor restaurador sevillano, que fue discípulo de Francisco Buiza Fernández, natural de Carmona (Sevilla), Juan Manuel Miñarro López en el año 1999. Su hechura se corresponde con las imágenes de tallas completas y fue realizada en madera de cedro, mide 1 metro y 80 centímetros de altura, representando las apariencias de un hombre de unos 30 años con su faz inerte pero calmada y sosegada.
Cabe decir que la hermandad a lo largo de su historia ha tenido siempre grandes lazos de unión con la hermandad que venera otro Cristo Yacente (Santo Entierro), incluso saliendo procesionalmente juntas, abonando en su justa mitad los gastos, circunstancias que no impidieron que en determinadas ocasiones se produjeran algunas discrepancias que motivaron la separación de salir juntas.
Las tallas de San Juan Evangelita, Nicodemus/o y José de Arimatea se les atribuyen a Castillo Lastrucci en 1964. Pero fueron remodelados por nuestro paisano y escultor, Alfonso Berraqueo García en 1990 y 1991 respectivamente, según aparece en unos documentos y sin embargo en otros hace referencia al año 1985. En 1991 se incorpora la imagen de María Magdalena e igualmente que la anterior aparece otra fecha, la de 1985. Y María Salomé y María Cleofás en 1992 y/o 1986. Todas ellas salieron no obstante en cualquier caso también de la gubia del citado escultor, imaginero y tallista isleño, Alfonso Berraquero García. Y en el año 2001 ó 2002 se incorpora Santa Marta, obra de otro artista isleño, Juan Carlos García Díaz, que fue discípulo del anterior.
Ante estas circunstancias y otras anécdotas cabe destacar, que María Salomé era la antigua Virgen de los Dolores de la ciudad onubense de Lepe, que obraba en poder de Alfonso Berraquero; porque había sido donada al artista isleño y este después de restaurarla en el año 1986 haciéndole la hechura de un candelero nuevo así como los ojos y el pelo, la entregó a la hermandad en el mismo año de su restauración citado anteriormente.
Otra anécdota fue la que en el año 1980 protagonizó la imagen de San Juan Evangelista, que primitivamente estuvo saliendo en procesión hasta el año 1915. Consistió en la transformación que hizo de una Magdalena el escultor, Ángel Rodríguez Magallanes, convirtiéndolo en el citado San Juan. La figura de San Juan Evangelista se incorporó como titular de la hermandad por haber estado siempre muy ligada a esta corporación, que poseyó a la venerada imagen desde el año 1980 hasta el año 1943 fecha en la que se donó esta imagen a la hermandad de la Expiración.
Tras las creaciones de las citadas primeras imágenes, la hermandad en su propósito primario de procesionar con la figura del Yacente, los santos varones y las santa mujeres desde el Misterio del descendimiento del Santo árbol de la Cruz, encargó el Paso para cumplir con este deseado objetivo al maestro isleño, Luis Belizón. Paso que se estrenó en el año 1965 no exento de un gran esfuerzo y de dificultades económicas… Continuará… DIARIO Bahía de Cádiz