“Attaquons dans ses eaux la perfide Albion
Que nos fastes s’ouvrant par sa destruction
Marquent les jours de la victoire”. Ximénez.
Es obvio que Europa no se encuentra precisamente en su mejor momento, si es que queremos hacer referencia a sus posibilidades de aglutinarse, conformarse o constituirse en una verdadera unión política, bajo una constitución que sirviera para todas las naciones que actualmente la forman. Pero aún es más preocupante lo que está sucediendo en algunas de las naciones que forman parte de esta UE, en la que muchos habían puesto sus ilusiones de que fuera capaz de constituirse en un bloque poderoso, una fuerza económica temible y un dominio capaz de inspirar respeto a las dos potencias que, hasta hace poco, se repartían el dominio del mundo, tanto por su capacidad económica como por su potencia militar: los EE.UU de América y la Rusia ex soviética del señor Putín.
Las naciones emergentes que se presentaban como gran alternativa a estas dos naciones poderosas, con China en cabeza, parece que no han podido digerir su vertiginoso despegue, su impulso inusitado y sus espectaculares avances en sus economías, apareciendo durante los últimos tiempos afectadas (posiblemente debido, en parte, a la crisis del petróleo) de preocupantes signos de desaceleración, algo que parece afectar también al coloso chino que no parece que acabe de encontrar el medio, pese a los esfuerzos del Estado y del Banco Popular Chino, mediante aportaciones de dinero, para evitar que la nación se enfrente a una evidente crisis económica.
Primero fue el caso de Grecia, con su cambio de gobierno y sus amenazas de salirse de la CE y de dejar su moneda, el euro. Fueron meses de incertidumbres en los que Bruselas se tuvo que emplear a fondo para conseguir vencer la resistencia de Varufakis y de Syriza el partido gobernante. Luego ha venido la crisis de los inmigrantes que, en número superior a lo que esta Europa parecía poder absorber, se agolparon en sus fronteras exteriores creando un verdadero caos en todos aquellos países que se vieron desbordados por las peticiones de asilo político. Sigue sin solventarse tan preocupante desafío e, incluso en naciones que parecían dispuestas a aceptar los inmigrantes que se presentaran, han comenzado a producirse conatos de rechazo de sus propios ciudadanos, que no acaban de aceptar que, gentes de otras religiones, idiomas y costumbres se instalen en sus ciudades y, por añadidura, se comporten, en ocasiones, de forma incivilizada o delictiva.
Otro problema, para la CE, ha surgido de lo que está sucediendo en España, cuando las instituciones europeas estaban convencidas de que el “problema español” estaba en vías de solución y que los peores momentos de nuestra crisis se estaban superando, con una evidente recuperación de nuestra economía y con la reactivación de nuestras bolsas ( una vez recuperada la confianza de nuestros inversores foráneos)y con el saneamiento de nuestro sistema bancario; se han producido varios fatídicos acontecimientos que han venido a enturbiar lo que parecía una camino claro hacia la salida de la crisis de nuestra nación y su incorporación, como quinta potencia, a formar parte de la élite europea. La súbita aparición de los comunistas bolivarianos de Podemos, encabezados por un agitador profesional y rodeado de antiguos miembros del 15M famoso, ha venido a crear un estado de perplejidad entre los españoles, muchos de ellos enfurecidos por haber sufrido los efectos de la crisis en su modus viviendi, otros que han visto la ocasión de vengar viejos agravios o los nostálgicos de la guerra civil, que han visto su oportunidad de regresar a los tiempos de la II República. Los partidos tradicionales que, hasta ahora se habían ido turnando en el gobierno de la nación, han ido perdiendo adeptos, en unos casos por los repetidos casos de corrupción que se han producido entre sus directivos y en otros, por su pésima gestión durante la crisis que llevó a esta nación a las puertas de la quiebra soberana.
Ciudadanos, una formación que se dio a conocer en Cataluña como defensora de la unidad de España, supo ocupar el puesto del PP, dirigido y gestionado pésimamente por la señora Sánchez Camacho, y más tarde, bajo la bandera de la lucha contra la corrupción y el fraude político, se ha sabido presentar bajo la bandera de la honradez y la regeneración política, de forma que ha experimentado un evidente crecimiento que le ha permitido concurrir con éxito a las legislativas del 20D, donde se ha situado en una 4ª posición entre los partidos más votados.
Pero le faltaba a Europa la reválida, su último tropiezo por ahora. Los ingleses no estaban conformes con el trato que vienen recibiendo de sus socios europeos y han manifestado, primero, el deseo de una ruptura dentro de su propio país, como fue el referéndum por la independencia de Escocia, felizmente superado por los votos de los unionistas; pero ahora, en segundo lugar, se está produciendo una gran desafección hacia el resto de Europa debido al problema de los inmigrantes que, en su afán de ubicarse en las naciones más importantes de la UE, llegaron a pretender asaltar el RU invadiéndolo a través del túnel del Canal de la Mancha. Llovió sobre mojado, porque los ingleses, con su famosa British Commonwealth, se han visto obligados, durante siglos, a aceptar como ciudadanos británicos a muchos inmigrantes que les han venido de sus antiguas colonias. Todo ello y el tradicional independentismo de los británicos, ha contribuido a crear un sentimiento antieuropeo que, curiosamente, no comparten los escoceses.
El primer ministro británico, empujado por la, cada vez, mayor presión de los antieuropeístas, se ha visto impelido a exigir de Europa un trato especial para su país, chantajeando a la CE con la amenaza de abandonar la UE (como es sabido ellos no admitieron el euro). Sus cuatro puntos: Gobernanza económica, Competitividad, Soberanía y Beneficios sociales y libre movimientos, han sido su caballo de batalla y, por mucho que en Bruselas se han empeñado de minimizar los efectos de las peticiones británicas, al final han tenido que claudicar y ceder a las peticiones del señor Cameron, el primer ministro británico. Lo curioso de este caso es que, a pesar de todo, los ingleses en un referéndum que tendrá lugar el 23 de Junio, tendrán que refrendar este acuerdo existiendo la, nada desdeñable, posibilidad de que, después de que Europa se haya tenido que rendir, con todas sus consecuencias, a las peticiones inglesas, pueda suceder que los ciudadanos del UK decidan que, a pesar de todo lo conseguido, prefieren no pertenecer a la UE.
¿Qué puede significar este paso que se ha dado para favorecer los intereses británicos? Pues es evidente que ha sido una vía de agua en la estructura europea y el abrir el camino para que otras naciones, que pertenecen a esta UE decidan, en algún momento, exigir para ellas el mismo trato que se les ha dado a los ingleses. No vemos como se les podría negar ni como se podría justificar el adoptar una actitud distinta a la que se ha tenido con el UK si otros países europeos consideran en les resulta más rentable en mantener unas relaciones menos comprometidas dentro de esta comunidad de naciones. Tenemos la impresión de que, con el ansia de amarrar a la Gran Bretaña dentro de la OTAN y de seguir contando con su indudable importancia como una de las potencias más fuertes de Europa; les haya hecho, a los que decidieron aceptar la demandas del señor Cameron, infravalorar las posibles consecuencias que, para el futuro europeo, se puedan derivar de una decisión que, seguramente, tiene muchos puntos débiles que se han obviado ante la necesidad, urgente, de darle al señor Cameron argumentos para ofrecer a los ingleses contrarios a su permanencia en la UE.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos con cierto temor y no poca desazón, el que una nación de las comprometidas en esta asociación de países, pueda reclamar un trato especial que, si bien se mira, podría igualmente ser reclamado por el resto de países de toda la comunidad. Claro que, como nos decían de pequeños: “Doctores tiene la Santa Madre Iglesia que sabrán analizarlo mejor”. DIARIO Bahía de Cádiz