“… En enero de 1813 volvió a continuarse con las ofrendas de los fieles de esta villa y de la ciudad de Cádiz; y al zelo y esfuerzos de los Sres. Conde de Maule y D. Antonio Pizano se debió que en la tarde del 23 de junio de 1814 se bendigese y trasladase la Divina Majestad (…) y en la mañana siguiente celebrase la primera misa, predicando el virtuoso y eminente orador Dr. D. Antonio Cabrera natural de esta villa (…)”.
La Chiclana arrasada que había sufrido y padecido la irrupción del ejército invasor cuatro años antes; consigue ver, gracias al empeño de la piedad popular y el esfuerzo de los benefactores D. Antonio Pizano y D. Nicolás de la Cruz y Bahamonde, I Conde de Maule; en la mañana del 24 de junio de 1814 como uno de sus ilustres hijos, el magistral Antonio Cabrera, celebra la primera misa, a pesar de estar inconclusa, en la que la obra cumbre testamentaria de dos grandes nombres del Neoclásico en Cádiz, Torcuato Cayón de la Vega y su sobrino Torcuato Benjumeda: la Iglesia Mayor de la villa, consagrada a su Santo Patrón.
Tras derruirse la primitiva edificación, de cortes góticos, debido a su estado ruinoso; al concebir Cayón en 1776 el diseño del actual templo concibe también una monumental fábrica que marca y recoge cánones del nuevo estilo que posteriormente llevará a su plenitud Benjumeda. Bajo una concepción clara “catedralicia”, se consigue una iglesia que trasmite historia y testimonio de una época, época de relación inequívoca con la burguesía gaditana que encumbra la villa chiclanera como lugar de descanso y ocio. Señorial insignia de la ciudad a lo largo del tiempo, celebramos hoy el Bicentenario de dicha consagración al culto. Esta efeméride, a la que hemos querido sumarnos y ser parte activa de ella, proporciona a nuestra entidad el eje temático sobre la cual girará y se vertebrará el I Congreso de Patrimonio Cultural de la Provincia de Cádiz, dedicado a la misma: La saga de los Torcuato en Cádiz. El legado del Neoclásico: un estado de la cuestión. A celebrar en la próxima primavera de 2015, nuestro objetivo último es entablar un encuentro de debate y reflexión científica sobre la impronta del Neoclásico en Cádiz, la provincia e incluso otras partes de Andalucía.
Sirva esta iniciativa para aumentar la difusión cultural que la celebración de estos 200 años tiene que legar a la historia reciente de Chiclana, aumentándose el conocimiento y la valoración del patrimonio que nos rodea. La restauración de la talla del Patrón, llevada a cabo magistralmente por la restauradora Dña. Carmen Arias, da un ejemplo veraz de correctas acciones encaminadas a ello. Sin embargo, el Templo Parroquial adolece aún de iniciativas necesarias que recuperen, sigan siendo vía de difusión y perpetúen su herencia histórico – artística y cultural para generaciones venideras; proyectos e iniciativas, prioritarios en algunos casos, que deben ver la luz cuanto antes: nos referimos, entre otros, a la restauración, inventariado, catalogación y conservación del Archivo Parroquial, el cual se encuentra en una situación “alarmante”; así como la revisión y ampliación del expediente de protección jurídica a todo el conjunto mueble e inmueble (esculturas, piezas litúrgicas… etc.) que atesora el templo, “excluido” de la declaración como Bien de Interés Cultural bajo la tipología de monumento, otorgada por la legislación anterior a la Ley de Patrimonio de 1985. A mayores, el proyecto de culminación de las torres abanderado por el arquitecto D. José María Esteban es un compromiso con la memoria y con el pasado, creemos que debe concluirse lo diseñado por Cayón para constatar con visión de futuro la culminación de un proyecto acabado y total, tal como fue concebido pero “postergado” por los avatares de la historia.
Desde ADIP solicitamos y exigimos a las partes implicadas (desde la Delegación de Patrimonio Histórico – Artístico de la Diócesis hasta la Delegación de Cultura de la Junta, pasando por la Administración local) su implicación en dichas cuestiones para así conseguir, entre todos, que esta herencia patrimonial cumpla, por lo menos, 200 años más.
ARTÍCULO DE: Jesús Antonio Serrano (Responsable del área de Patrimonio Histórico – Artístico de ADIP)