Existía en una ciudad romana una esclava, esta esclava era continuamente sometida por sus amos, una familia aristocrática que lo tenía y usaba a su antojo. No tenía personalidad jurídica, y apenas podía manifestar sus inquietudes y sus problemas sin llevarse una buena reprimenda por sus actos.
Era violada continuamente por los miembros de la familia, golpeada, pero estaba acostumbrada a agachar la cabeza y no protestar, era su modo de vida. Había nacido esclava, lo aceptaba y pensaba que no podría cambiar nunca su estatus social en una social totalmente jerarquizada. A veces soñaba con comprar su libertad, con hacerse liberto, pero la situación económica a la que estaba sometida le hacía rápidamente volver a su realidad.
Se reían en su cara de ella, que era hermosa, autóctona de la ciudad, humilde y que había gozado en su linaje de grandes personas que habían hecho mucho por su sociedad, siendo hasta incomprensible como un día, sin darse cuenta, había llegado a ser esclava, la habían engañado los que mandaban en su ciudad, como siempre hacían, y se habían adueñado de ella. Si tenía posesiones las perdía, si se encontraba algo, era propiedad de su amo, su trabajo era propiedad de su amo, su cuerpo, excepto su mente, todo estaba sometido a los ultrajadores de su voluntad.
Un día tuvo la oportunidad de escapar, la puerta de su amo estaba abierta, en su ciudad estaba prohibida la pena de muerte en esos tiempos, tenía el camino libre, si escapaba lo peor que le podía pasar era seguir en la misma situación si era capturada, pero tenía una oportunidad única. Tuvo unos veinte días para pensarse si salir o no por esa puerta, si cruzarla y buscar una vida mejor o al menos intentarlo o seguir estando como estaba, aceptar ser una esclava sumisa el resto de su vida o intentar al menos salir y luchar, desde su humilde posición y con muchas batallas, por una vida mejor, la que le rondaba la mente con su poco conocimiento cada vez que soñaba.
Era una historia muy triste, y seguramente todos estáis ansiosos por saber el final… el día 24 de mayo lo sabremos. Cambien los nombres de esclava por población de Cádiz y el de amo por el gobierno del Partido Popular en la ciudad, veremos a ver lo que pasa, si la esclava quiere seguir siendo esclava, o si por el contrario, intenta cambiar su situación. Yo personalmente, espero que tome el segundo camino, que lo intente y lo luche, total, lo único malo que puede pasarle es seguir siendo una esclava que ya es. DIARIO Bahía de Cádiz Moisés Camacho