Influyeron notablemente en la formación de nuestro pueblo y no podemos olvidar como buenos hijos, que la historia de nuestra localidad está estrecha e íntimamente vinculada en torno al egregio Convento del Carmen y que sin duda la labor realizada en esta suerte por los Rvdo. PP. Carmelitas, constituyó un hito innegable de reconocido valor histórico.
La influencia de la Madre y Hermosura del Carmelo en ningún caso lo fue menor y desde que puso su prodigiosa mirada en estas tierras, lo hizo de tan buen grado y con tan buen pie y tino que se erigió en el móvil de su principal desarrollo y crecimiento.
A partir de la primitiva Iglesia Carmelitana en 1680, el Carmen y los Carmelitas fueron la causa, razón, origen y a la vez testigo de este genuino pueblo que creció y se transformó bajo la sombra del manto protector de su Virgen y la presencia de los Rvdos. Padres a quienes La Isla y los isleños les debemos mucho de buena parte de sus inicios.
Cabe destacar que el título de ciudad con la denominación de San Fernando, tuvo lugar el 25 de noviembre de 1815, en el magnífico e incomparable marco que ofrece su Templo, singular escenario como lugar elegido por Las Cortes de Cádiz, que con tal motivo se trasladaron a La Isla para otorgar tan distinguida calificación.
Pero no sólo el cobijo y la sombra del Carmen proporcionó y forjó los espíritus y corazones impregnados de nobles sentimientos ciudadanos, religiosos y patrios, sino también culturales, docentes y educativos al contar con un excelente y añejo archivo documental e histórico y una monumental biblioteca en cuanto a la cantidad, variedad y calidad de sus volúmenes como importante e interesante fuente de riqueza informativa donde han venido a beber muchos historiadores; lástima que el paso del tiempo y la falta de disponibilidad económica estén propiciando su deterioro.
Quien modestamente escribe estos relatos, pero con verdadero cariño, tuvo la dicha y el honor de recibir allí sus estudios de secundaria, previos a la carrera docente para más tarde impartirlos en las mismas aulas como profesor y aunque no sea este el momento más adecuado, no puedo dejar de testimoniar mi emocionado y entrañable recuerdo para aquellos Padres, que fueron norte y guía de mi destino tales como: los Rvdos. PP. Vicente, Germán, Juan Bautista, Casimiro, Gabriel, Jorge, Tarsicio, Saturio, Agustín, Luis, Conrado, Enrique, Andrés y como no, Eduardo, Jesús y Juan Hidalgo, los últimos reductos de aquellos inolvidables años de juventud, sin olvidarme de los hermanos Humberto y Rafael, omitiendo también citar a los profesores seglares, que eran bastantes y cuya lista se haría interminable.
La Venerable y Real Hermandad de Nuestra Señora de Carmen Coronada, Patrona de esta ciudad y de la Marina Española, ya existía desde 1251, como Archicofradía del Santo Escapulario de la Virgen del Carmen y su trayectoria hasta nuestros días, también ha sido prolífera y fecunda en ricos servicios de su Venerada Madre a su pueblo, interviniendo en cuantos momentos críticos de la ciudad la ha demandado tanto en los gozosos como en los esperanzadores.
La hermandad en ese tiempo desarrolla una intensa y profunda vida interna quizás no suficiente bien conocida: cultos, formación, catequesis, apostolado y convivencias familiares que constituyen un auténtico nexo de valores espirituales y humanos de loables prácticas y de meritorios resultados.
En 1835, esta Venerable Hermandad tuvo el más alto honor y la inmensa responsabilidad de asumir la dignísima representación de la Orden Carmelitana con motivo de la exclautración de dicho Año, promoviendo más tarde en 1955, el nombramiento de Alcaldesa de Honor Perpetua y consigue tal distinción para su Santísima Madre e igualmente, que la de honores militares de Capitán General, decretado el 10 de octubre de ese mismo año. A este respecto conviene aclarar saliendo al paso del rumor popular, que la Virgen del Carmen no recibe ‘’nómina’’ alguna por tales concesiones.
En 1976 celebró el XXV Aniversario de su coronación y fue nombrado Hermano Mayor Honorario S.M., el Rey Juan Carlos, I. Y en 1985, se le concede el título de Camarera de Honor de la Santísima Virgen a la Venerable Orden Tercera del Carmen y Santa Teresa (Carmelo seglar). Y en 1987, traslada el bordado del manto antiguo que uso en la Coronación a otro paño nuevo y actual.
Los hermanos mayores que han presidido a este Venerable y Real Hermandad a lo largo de su rica historia hasta nuestros días referido al año1994, han sido 111 y su Junta de Gobierno en la fecha citada, la componía los siguientes hermanos a parte de su director espiritual, el Rvdo. P. Prior, Juan Hidalgo Parejo: Manuel Rodríguez Marín; hermano mayor, Constantino García Rosano; segundo hermano mayor, Francisco Luna Núñez; fiscal, Manuel Utrera Molina; secretario, Juan Miguel Aranda Aguilar; segundo secretario, Juan García Rivera; tesorero, José Miguel Rodríguez Garván; segundo tesorero, Juan de la Cruz García Fernández; mayordomo, Ángel Ruíz Fornell; segundo mayordomo, Manuel Fraga Gómez; capiller y los vocales; Joaquín Espartero Calvo, Julio Luque Cepillo, Leonardo López Llerena, Miguel Gil Romero, Juan José Castiñeira Bustillo y María del Carmen García Glaría.
Cuenta además con un grupo joven mixto de cincuenta hermanos del que es su delegado, el secretario, Manuel Utrera Molina y la hermandad cuenta con setecientos hermanos, cantidad insuficiente por tratarse de la Patrona, representando solamente el siete por ciento aproximado de la población, datos todos referidos al año de 1994. Sus cuotas en su mayoría son módicas y los únicos recursos con los que cuenta la hermandad para su sostenimiento, amén de los donativos que recibe de sus fieles y devotos.
Finalizado con el presente, el relato de estos capítulos, todo lo narrado en ellos salvo ligeras matizaciones, ya fue escrito con anterioridad, por lo tanto, lo contado no tiene mayor valor ni siquiera resulta novedoso y el propósito no ha sido otro, que el de refrescar la memoria y avivar los corazones de los mayores e informar a los más jóvenes y en general acercar a todos los isleños la figura celestial de su excelsa Patrona que con seguridad y no intencionadamente se ha omitidos muchos hechos, pero -su más de trescientos años de su historia- difícilmente se podrían aglutinar en los mismos.
Por último, terminar con una simple y breve plegaria dedicada a la Virgen, nacida más bien del corazón que del verbo y la pluma:
¡Reina y Regia Señora!
Qué al alba sale
En rosario de la aurora.
Protege a tus hijos
Para que nunca se olviden
¡De su Madre y Patrona!
Con este artículo me despido de todos transitoriamente, agradeciéndoles a mis lectores y a DIARIO Bahía de Cádiz y a su director Sr. Rodway, la atención que me han dispensados, hasta entonces, cuídense y háganme el favor de ser felices.